Fast food Magi(K). Magia en tres frentes: Arte, sociedad y tecnología – Ensayo de Iván Méndez

Otherness

Ilustración de Iván Méndez

Otherness
Dibujo vectorial
2018

Cuando se piensa en la palabra magia los referentes actuales son un trío de mocosos haciendo levitar objetos, transformándose en otros seres con una poción multijugos o cruzando los cielos ingleses al lomo de un hipogrifo. La cruel industria del entretenimiento se ha apoderado del concepto, en consecuencia, nuestra idea de magia hoy es equivalente a la lógica de la comida rápida, lista para abrir y consumir, despojada de su significado relevante gracias a la era industrializada y el kitsch emanado de la cultura pop.

Nuestro gran problema con la magia es que la pensamos desde una interpretación literal de sí misma. Suponemos que si decimos ciertas palabras podremos hacernos invisibles, o que con un muñeco de trapo dominaremos al ser amado. Pero si observamos cuidadosamente los rituales mágicos de las sociedades “primitivas”, comprenderemos que estos van mucho más allá de resultados inmediatos y banales y que, irónicamente, permean costumbres contemporáneas, a pesar de la actual hegemonía del pensamiento científico.

Arte

Afirmó el filósofo alemán Conrad Fiedler que “en la creación de una obra de arte el hombre se entrega a una lucha con la naturaleza no por su existencia física, sino por su existencia espiritual” (Imagen e idea, Fondo de Cultura Económica, 1965). Según Herbert Read, esta necesidad creadora surge con los habitantes de las cavernas, quienes al dibujar cristalizaron la realidad. Esto fijó la experiencia humana que posteriormente generó discursos simbólicos, dando paso a las religiones, la filosofía y el pensamiento científico (Fiedler, Imagen e idea).

Las pinturas rupestres son lo primero de lo que tenemos registro. A partir de este hecho, Read afirma que antes de la palabra fue la imagen. Esta capacidad de capturar la realidad nos llevó al pensamiento mágico, pues para los cavernícolas lo primordial era sobrevivir y la imagen fue “el primer intento para escapar de la causalidad directa e influir desde los hechos, secretamente” (Read, Imagen e idea). Surgen así representaciones animales impresas en las cavernas, abriendo paso a los rituales de caza y las danzas mágicas para garantizar lluvias y alimentos. La expresión de esas necesidades espirituales hoy es denominada arte. De esta forma, el arte y la magia surgen del “impulso único” de supervivencia, como respuesta a una necesidad vital que permanece presente hasta nuestros días. 

Black magick
Dibujo vectorial
2021

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Sociedad

Para el ocultista Aleister Crowley, la magia es para todos, “es la ciencia y el arte de causar el cambio que ocurra de conformidad con la voluntad” (Magic, Luis Cárcamo, 1973). Cada acto intencional es un acto mágico, pero para ello primero debemos comprender las condiciones para propiciarlo y tener la habilidad de movilizar las fuerzas y situaciones necesarias. Para esto debemos conocernos a nosotros mismos y dominar los demonios internos, es decir, las emociones que se nos presentan como realidad, pero que sólo alteran nuestra percepción de ella.

En concordancia con las ideas de Crowley, el filósofo e historiador inglés Robin Geroge Collingwood argumenta que la magia focaliza y cristaliza los deseos de las personas y sociedades, consolidándolos en hechos efectivos que se traducen en eventos de la vida práctica, ya sea en un ritual de amor a nivel personal como un amarre, de sanación como una limpia o de odio como un maleficio. 

A nivel social, se encuentra en eventos de nuestro calendario como el día del amor, que infesta moteles el 14 de febrero, estimula la industria de regalos y condones, pero al mismo tiempo refresca vínculos afectivos o crea nuevos; el día de muertos-Halloween, que estimula la venta de disfraces y maquillaje, provoca desfiles, visitas a panteones y, a su vez, abre un espacio en nuestras ajetreadas agendas para pensar en la muerte, en los vínculos afectivos con los ausentes y en la frágil condición humana; o las fiestas desenfrenadas que recuerdan rituales dionisíacos, donde la apolínea individualidad que nos caracteriza en la vida diaria queda fuera de lugar, dando pie al desenfreno de las pasiones gastronómicas y sexuales, donde se trasciende a una identidad colectiva y se refuerzan los vínculos sociales.

La función primaria de los actos mágicos es generar en los agentes ciertas emociones consideradas necesarias o útiles para el trabajo de vivir, la segunda función es causar en otros, amigos o enemigos emociones útiles o intimidatorias según sea el caso.

Robin Geroge Collingwood, The principles of art, 1938.

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Tecnología

Como hemos visto, la magia nos permite compensar necesidades personales y sociales, conocernos a nosotros mismos, imaginar, crear, soñar con alcanzar mundos invisibles. También nos estimula para ampliar nuestra percepción de la realidad. Es una rebelión ante las limitaciones impuestas por algún temeroso dios, quien ha condenado cualquier acercamiento a la magia; lo que éste no esperaba era el surgimiento de la tecnología, que no es más que la adaptación de los deseos humanos estimulados por el pensamiento mágico a las reglas de la realidad que habitamos. 

Repasemos, por último, algunos datos que vinculan a la tecnología y la magia que, si bien no son avasalladores, sí presentan la cualidad de la magia de jamás ser explícita, lo que despierta curiosidad y un sentimiento siniestro.

Podemos encontrar resumida la relación entre magia y tecnología en el texto de Pedro Soler, «TECNOMAGXS», escrito en 2015 para la exhibición de Tania Candiani “Cinco variaciones de circunstancias fónicas y una pausa”, donde nos explica que durante el siglo XIX la electricidad y los inventos como la radio o el telégrafo se asociaban con la magia por el misterio de su funcionamiento. 

En aquel entonces, comenzó una fascinación por los fenómenos que la ciencia era incapaz de explicar. “Faraday descubría los principios de la inducción electromagnética y especulaba que ‘la realidad corporal era, en esencia un inmenso mar de vibraciones y fuerzas insustanciales’. Muchos científicos importantes se involucraron con el espiritismo, Thomas Whatson, quien “escuchó los sonidos de fondo del campo electromagnético de la tierra y descubrió que estos campos podían hacer audible el cosmos” (“TECNOMAGXS” en cinco variaciones de circunstancias fónicas y una pausa, CONACULTA-INBA), pensaba que los espíritus podrían ser útiles para los científicos que estudiaban el campo de la electricidad.  

Surgió en esa época la Society of Physical Research, que llevaba a cabo la investigación sistemática y organizada de varios tipos de fenómenos inexplicables. Entre sus miembros, se encontraba sir William Crookes, quien, intrigado por sus experiencias en sesiones espiritistas, comenzó a experimentar con gases nobles al vacío como un medio para que los espíritus se manifestasen, en sus prácticas encontró que se producían efectos similares a los que había observado en dichas sesiones, estos experimentos derivaron en el tubo de rayos catódicos y posteriormente en la televisión. Tal vez por esta razón en la película Poltergeist (1982) los espíritus contactan a los personajes por medio de la TV.

Otra coincidencia interesante expuesta en el citado texto es la semejanza entre las estructuras geométricas de los circuitos electrónicos que controlan los flujos de energía en nuestros ordenadores, con los sellos de distintos demonios en el Ars Goetia,[1] utilizados para su invocación, “los chips de computadoras plantean la misma función de invocación y posesión”. Estas energías invocadas se manifiestan en nosotros, en carne o circuitos (Soler, “TECNOMAGXS”).

Como lo señala Norbert Weiner, tanto con la magia como con la tecnología intentamos dominar fuerzas que nos superan, como aquel ejemplo animado por Walt Disney en el que su famoso ratón decide echar mano de una escoba y un conjuro para ahorrarse trabajo y termina en catástrofe. Tanto en la magia como en la programación, la invocación debe ser precisa o podríamos llamar a una energía diferente, algo que desconocemos o algo indeseable.

A lo largo de su revisión, Soler también recuerda la sabiduría de los pueblos primitivos. Retoma a Thelma Moss, quien trabajó con los aborígenes australianos en los años sesenta del siglo XX, estudiando la comunicación telepática entre ellos. Éste, como otros ejemplos de habilidades “mágicas”, indican que éstas siempre han estado entre nosotros, pero siglos de colonización cristiana nos obligaron a olvidarlas.

Sombra
Dibujo vectorial
2016

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Sabores del alma

Llamamos magia a lo que no podemos explicar, a lo que escapa a nuestra lógica y control, a lo imposible de racionalizar. La magia es lo que forma parte de la esencia del ser de las cosas, es aquello inexplicable que le da sazón especial a la comida hecha por un ser querido y que nadie más puede replicar, es una parte de nuestro ser transmitida a las cosas que hacemos, pues aunque cada uno de nosotros siga la misma receta de cocina al pié de la letra, sin duda el sabor será distinto. 

La magia es aquella intrigante cosa que le da sentido a la vida y que es tan grande que, aunque ejerzamos la totalidad nuestros sentidos, estos sólo alcanzan para intuirla, es lo que hace a las cosas especiales en un mundo industrializado.

¿Todos podemos ser magos? El templo de Satán plantea que sí, sólo necesitamos librarnos de las ideas que lo impiden, conocernos profundamente y tomar el control de elementos visibles e invisibles, vibraciones perceptibles e imperceptibles del universo, estas pueden variar según nuestro objetivo, por ejemplo nuestra apariencia, lenguaje, los ingredientes para cocinar, las costumbres, los hábitos, o cualquier otro elemento, debemos buscar la manera de manipularlos de tal forma que logremos nuestros deseos.

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[1] El Ars Goetia es la primera parte de la clavícula del rey Salomón, grimorio que data del siglo XVII en la que describe a los 72 demonios del infierno, evocados y sometidos por este rey gracias a la sabiduría revelada por Yahvé.


Autor: Iván Méndez Vela (CDMX, 1986). Maestro en Historia del Arte, (FFyL-UNAM). Licenciado en Artes Visuales, (FAD-UNAM). Ha participado en más de 20 exposiciones colectivas nacionales e internacionales desde 2006 entre las que destacan: Séptima Bienal Nacional de Pintura y Grabado Alfredo Zálce, (Morelia, Michoacán, 2009) donde obtuvo mención honorifica, así como el Encuentro Nacional de Arte Joven (Aguascalientes, 2007) 24 Cuadros por Segundo (Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, 2008), Quinta Bienal de Arte Universitario (Universidad Autónoma del Estado de México, Estado de México, 2012). Cartografía Personal (Casa Terán, Aguascalientes y Galería de la ENPEG, “La Esmeralda” CENART. CDMX, 2013), Por Oaxaca (The Institute Library, New Heaven, Connecticut, E.U.A.), Portable Hell (Stirling Castle, Escocia, Reino unido) y TIAF London 2015 (The Rag Factory, Londres, Inglaterra) Dibuja México, (Centro Cultural de España en México y museo ABC de Madrid, España). También ha sido Beneficiario del programa Proyectos de Inversión en la Producción de Pintura Nacional, con el proyecto: “Ciudad Portátil: Morada insondable” (CONACULTA-INBA, 2013) como curador. En 2014 fue artista invitado del Dembo Fellowship Program (Pyramid Atlantic Art Center, Silver Spring, MD, EUA.). De 2010 a 2013 laboró en el Museo Tamayo Arte Contemporáneo.

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