Incendio
Soy el cuerpo de tu cuerpo
el aire de tu aire
vas de mí como yo de ti
sientes mis venas en tus pulmones
sientes mi grito en tus respiros
mira mi sangre:
verde y escasa
cómo se vierte en la nada
lleva el vacío que dejaron los hombres
mira mi figura:
tiene un ataúd para tus hijos
un catafalco sin nombre dispuesto a amar
mira el tiempo:
en su mordaz tic tac ha hecho que me olvides
que no vuelvas la mirada hacia mis hojas
que claves tu guadaña en mi vientre
que aún invoca a tu pecho a que vuelvas a él
mírate mismo:
viajas en fúnebres cajas rodantes
comes plásticos animales
hablas con rocas sin alma
los tuyos ya no son tan tuyos
y la tempestad acierta su risa a tu destiempo
desde cuándo me olvidaste
cuándo me volví tu enemiga
para que dejes calcinar mi cuerpo
al fervor del fuego que arde pidiendo mi sangre
y dejes que mis copas se vuelvan ceniza.
*
El sueño de la tierra
Tengo levedad de memoria,
recuerdo mis días en la tierra;
en los surcos incontables de mis ancestros,
en el barro que yacía nuestra historia,
en la lengua que ya no entiendo,
en sueños rotos por el párpado herido.
Y, todo diluye…
pasarán a ser cuento
las vidas embalsamadas por la lengua,
siglos más allá, dirán que no existieron.
Después de honrar la sangre,
el agua de la fuente terrenal, el fruto de la tierra,
al gran astro, la sangre del maíz,
la carne sagrada…,
honramos historias inconclusas.
Las vidas venideras tendrán oscuros sueños,
despertarán con el aire desconocido;
se manifestará en ellas antigua gente,
dirán que sólo fue un sueño,
nunca sabrán que el sueño de la tierra los llama.
Autor: Josué Ramos (El Salvador, 2000). Lector y poeta. Estudiante de licenciatura en Letras en la Universidad de El Salvador. Miembro del taller literario Zarza, de la misma Universidad. Ha publicado poemas en la página «Dialogando con el Gato».