«La historia la escriben los que ganan no los que poseen la verdad». Con este inexorable epígrafe arranca la búsqueda propuesta por Jorge Varela en su novela Overcast, publicada por Lectio y galardonada en 2020 como libro del año en la categoría de ficción por la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (caniem).
Una premisa ficcional exhibida como la posibilidad más obvia tras algunos de los sucesos históricos más cruentos del último siglo es el motor con el cual la novela empuja una trama que parece leerse entre las líneas periodísticas de una primera plana de tabloide.
El tejido narrativo de Overcast propone el viaje de investigación de María, una joven periodista mexicana que ha llegado a Japón en busca de las pesquisas para esclarecer la oscuridad que rodea los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, el evento clave que marcó el final de la Segunda Guerra Mundial. Con el paso de la investigación, la pregunta de María se vuelve también la nuestra:
¿Qué esconde la ejecución de los ataques nucleares que en 1945 esfumaron en un instante a dos ciudades y a más de 100 000 personas?
El epígrafe parece sugerirnos una respuesta que nos obliga a interrogar el contenido de las actas confidenciales, de los documentos censurados y a remitirnos a la microhistoria de los supervivientes que encarnaron los horrores de uno de los actos bélicos más despiadados e implacables de la historia.
Desde ese ángulo se desarrolla el relato de la novela, en donde la investigación casi detectivesca de la periodista no sólo detonará los tópicos del viaje y del encuentro, sino que hará tambalear una verdad perpetuada en los libros de historia y en las actas oficiales de las últimas siete décadas.
Novela de misterio histórico y whodunit
El estilo del libro remite inmediatamente a las características genéricas propias de la novela de misterio histórico, estructura narrativa aprovechada de forma sobresaliente por escritores como Agatha Christie, Umberto Eco, Arturo Pérez-Reverte y Leonardo Padura. En este ejemplo concreto de lo que en la literatura inglesa se conoce como whodunit se configura un crimen enigmático basado en un marco histórico real en donde se muestra una verdad alternativa que explica los acontecimientos sucedidos.
En el caso de Overcast, la enorme proximidad entre la ficción y la realidad juegan a favor del argumento. El desarrollo de la novela no sólo se sitúa a través de lugares perfectamente delimitados y reconocibles, sino que la construcción de la historia en sí misma se apoya en personajes y datos reales que le brindan una dimensión inquietantemente factible a la trama.
Dicha recopilación de nombres, fechas, locaciones y demás datos revelan un cuidadoso trabajo de documentación por parte del autor, lo que le brinda al libro la verosimilitud suficiente para involucrar al lector con la obra. La misma intención por aumentar el carácter fáctico de la ficción se refleja incluso de forma técnica a través del uso de recursos literarios como el «falso documento» que enriquecen la inmersión narrativa.
Pero, más allá de la carga anecdótica, de los crímenes confidenciales, de los vuelos internacionales y del ambiente policiaco, el libro de Jorge Varela abre un cuestionamiento tan interesante como perturbador que sobrepasa cualquier parámetro literario.
¿Qué tan confiable puede ser la información que el discurso oficial nos ofrece como verdadero?
El sesgo informativo y la manipulación mediática condiciona la manera en que la sociedad entiende y juzga temas tan sensibles como lo es una guerra, una intervención política o incluso un crimen de estado. Por ello, la labor de activistas, periodistas, investigadores e incluso de plataformas de información como WikiLeaks cobra especial relevancia en el contexto actual en el que «la verdad» se ha vuelto uno de los valores más preciados para quienes ostentan el capital simbólico dentro de nuestra sociedad.
La filtración de información confidencial comprometedora se ha vuelto una posibilidad que ya no sólo le compete al mundo de la ficción, sino que se materializa en la realidad como un agente capaz de poner en crisis estructuras del tamaño de gobiernos enteros. Un solo documento puede ser capaz de modificar la verdad de la forma en que la conocemos, incluso si ésta se quedó enterrada décadas atrás, escondida bajo el polvo y las piedras después de una detonación nuclear.
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