Con la pandemia, la vida de niñas, jóvenes y mujeres, ya de por sí atravesada por violencias múltiples, se ha puesto en jaque. Muchas de ellas se ven ahora obligadas a recluirse en casa con sus agresores, a abandonar el espacio público ganado para volver nuevamente a la domesticidad y al espacio familiar normado, a laborar durante jornadas interminables entre el empleo remunerado y el cuidado de lxs otrxs que por su género se les ha delegado. Mayormente desde la privacidad del hogar, pero en algunos casos también forzadas a salir a las calles a pesar de la enfermedad, niñas, jóvenes y mujeres viven una coyuntura única que se visibiliza y documenta en la plataforma digital Diarias global, creada por la artista mexicana Lorena Wolffer y el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de la Ciudad de México.
Como parte de un poderoso ejercicio de autoenunciación, la instalación virtual invita a mujeres de todas las edades –cis y transgénero– a subir fotografías de su vida diaria transformada por la emergencia sanitaria. Los registros visuales, a veces acompañados de algunas palabras, resultan en gestos reflexivos sobre el lugar actual –físico y metafórico– que los cuerpos feminizados ocupan. Se observan escritorios llenos de notas, café y computadoras; trabajos domésticos; calles vacías; cubrebocas, muchos cubrebocas; dibujos infantiles a medio pintar; tejidos en proceso; abrazos también suspendidos.
Un apartado especial en la plataforma es el de Diarias/Comunidades de cuidado. En él se trazan constelaciones afectivas en torno a una mujer o persona trans. Junto con seis integrantes queridxs de su círculo cercano –familiares, amigxs, colegas– se genera una diaria conformada por siete testimonios correspondientes a los días de la semana. Cada unx coloca un relato escrito, fotográfico, en video o dibujo que representa su sentipensar durante aquel día. Las aportaciones son heterogéneas; las hay en español, inglés, italiano y portugués. Cada una parece abrir una ventana a un mundo infinito y diverso, pero que confluye con los otros en el vínculo de cuidado y afectos que comparten.
Como en trabajos previos, Lorena Wolffer apunta al quehacer colectivo; abandona la noción de arte para pensar en “intervenciones culturales participativas” construidas con las voces de quienes tradicionalmente serían espectadorxs, pero ahora son creadorxs, artífices de algo común cuyo valor no reside específicamente en el resultado final, sino en las interacciones que a propósito de la obra se generan.
Existe algo poderoso y revelador en el encuentro de estas visualidades, en lo que cada una representa y en la existencia misma de una plataforma como Diarias global: la posibilidad de enunciarnos colectivamente en un espacio público a pesar del encierro, de pensar –acompañadas– quiénes somos en este momento y, acaso, a dónde nos dirigiremos cuando todo esto pase.
#JuntasSeamosVisibles se lee al entrar a la página. Aquí las protagonistas somos las otras y nuestros testimonios conforman diarias, no diarios. En las imágenes mostradas se conjugan nuestras miradas, afanes, ansiedades, afectos. Se trata de un ejercicio colectivo a escala mayor, pues se convoca a la participación global, no para dar con una experiencia femenina única y común en este contexto, sino para encontrarnos en la diversidad, para hacernos presentes en ella.
Pienso en cómo se ha concebido la Historia con mayúscula, en todas las narrativas basadas en experiencias masculinas que la han alimentado: la historia de hombres “extraordinarios”, héroes, mártires, genios. En ese sentido, Diarias global ofrece un panorama distinto, valioso a pesar habernos dicho lo contrario: el de la cotidianidad privada de los cuerpos feminizados, aquel que parece no erigir Estados ni enfrentar grandes guerras, pero que en realidad construye mundos desde ahí. Éstas son nuestras historias.