Pensar en la descentralización museística no es únicamente una labor de réplica, traducción y re-presentación de las estrategias de exposición sobresalientes de los supuestos focos culturales. De hecho, se trata más bien de realizar un ejercicio opuesto. Se rescata, sí, la noción de plataforma cultural, pero desde las condiciones específicas de contextos particulares. Los museos, en este sentido, pueden ser cualquier cosa y tomar cualquier forma, puesto que se generan a partir de las experiencias comunitarias. Platicamos con CANALLA, un espacio dedicado al arte contemporáneo de Ciudad Neza que parte de elementos familiares a su propio entorno. Desde los mismos soportes que ha adquirido el proyecto (desde un puesto ambulante de comida hasta un mototaxi), CANALLA genera un diálogo en torno a las realidades e identidades culturales del territorio en el que se inscribe y se genera.
Primera Página: ¿Cómo nació CANALLA y cómo se ha transformado ideológica y estéticamente a lo largo de su existencia?
CANALLA: CANALLA es una plataforma de investigación sobre modelos expositivos en el espacio público. Buscamos visibilizar el trabajo de artistas locales y de la periferia. La iniciativa nació en un ex puesto de tacos en la colonia Benito Juárez, de Ciudad Nezahualcoyotl. Durante esa etapa, el grupo de trabajo estuvo conformado por Pamela Zeferino (quien inició con el espacio), Tonatiuh Cabello, Gabriela Sandoval y Sonia Madrigal. Cada uno de nosotros atendía y realizaba una investigación propia en el puesto, un día a la semana. Trabajamos ahí durante dieciocho meses, estudiando el contexto, gestionando y produciendo el proyecto “Tendedero”, una serie de exhibiciones sobre los muros contiguos, a partir de la lógica de apropiación del espacio público de los puestos callejeros. También impartimos talleres, vendimos chácharas y piezas de arte.
Durante la emergencia sanitaria por COVID-19 decidimos mudarnos, pues no podíamos abrir el puesto. Cómo seguir moviéndonos juntos en un contexto de distanciamiento social fue nuestro siguiente reto. Actualmente, trabajamos con una estructura curatorial y museográfica móvil: un ciclo de exposiciones en mototaxi que permite visitas de una a tres personas. “¿A dónde los llevo? ¿Sí llega hasta allá?” es la segunda etapa de CANALLA, en la que nos interesa mostrar el trabajo de artistas que desarrollan su obra en contextos específicos.
El formato expositivo cambió, pero el principal objetivo prevalece: crear un lugar para el arte contemporáneo en Neza, desde una propuesta con signos y símbolos reconocibles, a partir de renombrar, intervenir o modificar elementos que ya existen: un mototaxi o un puesto metálico. Es como hackear un código; puede ser que por fuera se vea casi como siempre, pero por dentro hay algo más. El propósito es crear elementos no artificiales que apelen a la empatía y, por tanto, a la inclusión del arte en la cotidianidad para crear públicos donde no los hay.
PP: ¿Cuáles son las potencialidades del trabajo colectivo en CANALLA? ¿Qué aporta cada una al proyecto?
C: Preferimos asumirnos como grupo de trabajo más que como colectivo. La diferencia reside en que cada una tiene un papel específico en el plan de acción general y el poder de decisión final sobre su área de trabajo. Actualmente, el equipo base de CANALLA se ha conformado por Pamela Zeferino, Gabriela Sandoval y Paola Eguiluz; además, se nutre de los artistas que trabajan por temporadas en el proyecto para generar sus piezas y exposiciones.
Después de vivir el cierre de nuestra primera sede durante la crisis sanitaria del COVID, entendimos que las estrategias de comunicación del proyecto son casi un segundo lugar de exhibición.
Pamela fundó CANALLA; ahora trabaja la estructura visual y de contenidos de nuestros espacios virtuales.
Gabriela es la coordinadora general del proyecto. Ella se encarga de gestionar y producir en términos museográficos las exposiciones en el mototaxi.
Paola Eguiluz nos ayuda a organizar las reflexiones que generamos sobre las exposiciones y que son parte de una investigación más grande sobre los modos de producción de arte en la periferia. Colaboró con la selección de artistas y es la encargada de gestionar los textos curatoriales (a veces otros artistas los escriben) y diversos momentos de pensamiento crítico en torno a las piezas.
Cada una tiene responsabilidades asignadas en su área, pero todas cooperamos en el acompañamiento para los artistas, la producción de mercancía para venta, el diseño gráfico y la resolución de problemas prácticos. Tratamos de ser claras con nuestros objetivos en conjunto para poder alinear nuestros esfuerzos colectivos y dar espacio a nuestras preocupaciones e intereses personales.
PP: ¿Qué retos enfrentan a partir de su condición itinerante en torno a las posibilidades de mutabilidad? ¿Cuáles son sus límites?
C: Trabajar en la calle implica estar en un eterno estado de negociación con múltiples agentes: el clima, la gente, los materiales, etcétera. CANALLA es un proyecto que muta constantemente y busca la manera de sobrevivir.
Dadas las condiciones de la nueva normalidad post-COVID-19, usar un mototaxi como espacio de exhibición nos permite seguir trabajando como equipo y colaborando con artistas de prácticas muy variadas.
Más que itinerante, consideramos que el proyecto de CANALLA es de sitio específico y ha tenido dos etapas. Como decíamos, la primera fue en el puesto de tacos y la segunda (la que desarrollamos actualmente), a bordo de un mototaxi. Ocupar un medio de transporte nos hace móviles, pero también establece límites concretos.
Nos enmarcamos en la colonia Agua Azul en Ciudad Neza, esa sería la primera frontera, que delimita también al público cautivo; es decir, aquel que tendrá contacto directo con las piezas. Sugerimos a los artistas considerar que las piezas están en el espacio público y se mezclarán con la velocidad, el ruido y la visualidad de la calle. Tratamos de ver estas condiciones como un encuadre poroso, más que como un límite rígido. Nos gusta pensar que el lugar y las condiciones nos dan posibilidades específicas para las piezas, y hay que aprovecharlas.
PP: ¿Qué compromisos consideran que deben tener los proyectos de emprendimiento artístico y/o cultural que se desarrollan desde y para la localidad?
C: No creemos en la exotización ni en la instrumentalización de las condiciones particulares de Ciudad Neza. Para nosotras es fundamental no romantizar ni intentar corresponder con arte de tinte asistencialista. Más que un compromiso, consideramos que consiste en una forma de trabajo que parte de la familiaridad. En vez de presentar piezas terminadas, la dinámica es construirlas a partir de sumar experiencias ya sea con las personas o con el contexto.
PP: ¿Cuál es la importancia de trabajar en la periferia, pensando en las carencias de la institucionalidad cultural y, por lo tanto, de la institucionalidad política?
C: Los artistas de Neza no hemos encontrado una estructura que nos permita visibilizar nuestro trabajo en el contexto del que proviene, por lo que nos hemos visto obligados a buscar oportunidades en otros marcos, tanto geográficos como institucionales.
En la primera etapa de CANALLA descubrimos que al público le interesa el arte en el que se refleja y le permite saberse importante. Como niños residentes de Ciudad Neza, nuestros primeros acercamientos a la museografía y el montaje fueron los puestos del tianguis y los comercios de la colonia en que vivíamos, no los museos. Entonces, nos parece importante colaborar con la creación de nuevos públicos, ocupando espacios de tránsito y estéticas cercanas, con la finalidad de enriquecer las posibilidades de exhibición en Neza, o al menos presentar otra posibilidad, pues la vida se sigue haciendo en la calle y la empatía por el arte es posible.
PP: ¿Qué proyectos están desarrollando en CANALLA actualmente?
C: Estamos pensando, gestionando y produciendo “¿A dónde los llevo? ¿Sí llega hasta allá?”, a bordo de un mototaxi. Colaboraremos con quince artistas que reflexionan sobre habitar la periferia para producir exposiciones mensuales. Se visita con cita. La base está frente a la papelería Dora, en la colonia Agua Azul, en Ciudad Neza.
PP: Muchas gracias por la entrevista.
C: A ustedes.
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Pamela Zeferino. Estudió en la ENPEG La Esmeralda, el Programa Educativo SOMA y el Seminario de Fotografía del Centro de la Imagen.Ha; asimismo, ha mostrado su trabajo en múltiples exposiciones colectivas desde 2008 en México, Uruguay, Emiratos Árabes Unidos, Francia, España, Bélgica y Colombia, e individuales en LADRÓN (CDMX) y en Espacio Anómalo (Culiacán, Sinaloa).
Fue seleccionada para realizar residencias artísticas en el Art Hub Abu Dhabi (2013) y en el Museo de Arte Contemporáneo de Burdeos (2015). Fue acreedora a la Beca FOCAEM 2013 y de FONCA/CONACULTA en el periodo 2015-2016 y 2019-2020.
Gabriela Sandoval. Licenciada en Artes Visuales por la FAD-UNAM. Su trabajo se desarrolla en torno a la investigación de economías informales, sus mercancías, estrategias de supervivencia y las maneras en las que estas estrategias pueden ser replicadas en el arte.
Ha participado en varias exposiciones colectivas en México, Francia, Holanda y Austria. De forma individual, en el Museo de Arte de Sinaloa, en la Galería de la Esmeralda, y en el Centro Cultural Casa Talavera de la UACM. Ha sido acreedora de becas como Jóvenes Creadores FONCA (2016- 2017 y 2020-2021), PECDA-CDMX (2018), FOCAEM (2015); además, ha sido beneficiaria de programas de Residencia y Educativos como el programa de acompañamiento para iniciativas culturales de Piso 16 (UNAM), Medios múltiples 5, coordinado por José Miguel Gónzalez Casanova y Me sobra barrio del Centro de la Imagen.
Paola Eguiluz. Curadora, artista visual e historiadora del arte. Estudió la licenciatura en Artes Visuales en la Universidad Autónoma de Querétaro y la maestría en Estudios Curatoriales en la UNAM. Formó parte de la primera generación de la Escuela de Crítica de Arte (SAPS-La Tallera).
Ganó un Premio en la Categoría Curadores Emergentes en la primera edición de la Bienal de las Fronteras. Fue co-fundadora del Museo Arte Contemporáneo Ecatepec (Marse), coordinadora de exposiciones y actividades de formación en Local 21 y Museo Morelense de Arte Contemporáneo Juan Soriano. Curadora de La muerte sale por el Oriente (2019) de Sonia Madrigal en el Complejo Los Pinos. Asimismo, ha colaborado en proyectos curatoriales y de investigación con el INAH, CCU Tlatelolco, MUAC y Muca Roma.
Ha publicado textos en GASTV, Artheorica y Chiquilla Te Quiero. Es coordinadora del proyecto “Marejada. Indisciplina con perspectiva de género” y curadora de la Feri de la Peria.