La era de Zoom: El advenimiento de la videollamada y el control

Ilustración de Carlos Gaytán

No es preciso apelar a la ficción científica para concebir un mecanismo de control capaz de proporcionar a cada instante la posición de un elemento en un medio abierto, ya sea un animal dentro de una reserva o un hombre en una empresa (collarín electrónico).

Gillez Deleuze

Zoom supone una transgresión al espacio privado. Las videollamadas existen para simular la presencia digital de otra persona. Un holograma 3D que irrumpe en la habitación, el home office o cualquier espacio en el hogar que cuente con silencio suficiente. Ayúdame, Obi-Wan Kenobi, eres mi única esperanza. Pronto cualquier espacio será corruptible y el trabajo nos obligará a hacerlo en cualquier lugar y momento. De repente todas nuestras horas deben ser productivas. No hay espacio para el descanso. Por suerte Zoom tiene la opción de silenciar el micrófono y de apagar la cámara. Voy por una taza de café instantáneo. Rodolfo, ¿estás ahí?

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Leí en un tweet de Jazmina Barrera que Zoom se parece a la visita a un acuario. Un acuario con lag y conexiones deficientes.

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Conéctate mediante este enlace. No me deja accesar. Te paso el ID. Me pide contraseña. Ahora te la paso. Ya me conecté. Estoy en sala de espera. No me apareces. Ya volví a accesar. Sigues sin aparecerme.

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La sala de espera de Zoom es como cualquier otra sala de espera. Me recuerda a la del dentista. No quiero entrar, mamá. Allá adentro se escuchan taladros que no quiero sentir en mis dientes.

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Hoy se metieron hackers a una reunión de Zoom que tuve por la mañana. Pusieron un video de Ricardo Milos bailando. Fue más interesante que todo lo charlado en esa videoconferencia.

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Skype fue despalazado. Un muro se construyó . Del lado oriental están los viejos usuarios de Skype y del lado occidental están los usuarios que apuestan a Zoom. El nuevo muro de la vergüenza. Más temprano que tarde el muro caerá y Zoom se hará con la hegemonía mundial. Eso representará el fin de un sistema y el ascenso de otro.

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Hay un robot escrito en Python con el que puedes asistir a las reuniones de Zoom automáticamente. Abres la terminal y corres el programa. Después insertas tu sistema horario, luego la fecha y hora exacta de la reunión así como el link o el ID y la contraseña. Listo. El robot asiste a clases o al trabajo por ti. No es difícil encontrarlo en GitHub. 

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Si Zoom fuera una universidad, sería una de las más importantes. Sus estudiantes se quejan de recibir acoso, de no aprender y de los problemas de conexión. Ahora que lo pienso, es muy parecida a la UNAM.

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Llevo días tratando de recordar cómo se llama esa película distópica en donde el protagonista se encuentra encerrado y el único contacto humano lo tiene a través de una pantalla y de videoconferencias. Seguramente está basada en un libro de Philip K. Dick. ¿Será ¿Hacen los androides videollamadas zoométricas??

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Vi un par de anuncios de psicólogxs que ofrecen sus servicios a través de Zoom. ¿Será la misma mente la que analizan en persona y en videollamada? Si sí, no puedo esperar a que traten mi ansiedad digital. También creo que mi sistema nervioso operativo necesita actualizarse, ya no corre a los fotogramas por segundo que corría antes. ¿Necesitará más memoria RAM? Tal vez más sueño REM.

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La película Unfriended de 2015 estuvo adelantada a su época. Hoy cobra un significado más profundo el Cybernatural. Me imagino una película mucho más tenebrosa donde el found footage sea el video grabado de una reunión de Zoom. El antagonista principal podría ser cualquiera: el anfitrión o el coanfitrión, en un plot twist inesperado para los espectadores. 

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El panóptico es una figura arquitectónica y filosófica interesante diseñada para prisiones. En forma de círculo, hay cientos de celdas seguidas en muchos niveles. Los prisioneros no pueden comunicarse entre sí ni ver al exterior. En el centro del círculo, hay una torre de vigilancia, en la que un solo hombre es capaz de vigilar a todos los prisioneros, pues ante la incertidumbre de si en ese preciso momento el custodio los está viendo o no, lo único que les queda es comportarse bien en todo momento. Michel Foucault rescata el concepto para hablar de una sociedad disciplinaria y disciplinada que vive en constante vigilancia a pesar de no saber si es vigilada. Zoom no es circular, pero nos recuerda al panóptico. Reinterpretando a Foucault y a Nietzsche: Todo lo que se hace por Zoom, se hace más allá de vigilar y castigar.

Ilustración de Carlos Gaytan

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Ilustrador: Carlos Gaytan Tamayo (Ciudad de México, 1999). Estudia Ciencias y Artes para el Diseño en la UAM Azcapotzalco. Formó parte de varias exposiciones colectivas de cartel en su universidad. Algunas de sus obras ilustran artículos de Cultura Colectiva. Su trabajo se inspira en diversas técnicas y se encuentra en el diseño gráfico y la ilustración.

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