El encierro por la pandemia que vivimos podrá ser monótono por la condición de estar en un solo lugar, sea éste grande, pequeño o mediano. Sin embargo, el viaje emocional ha sido toda una montaña rusa. En cualquier momento puedes brincar de la tranquilidad de un baño relajante a la frustración porque podrías perder tu trabajo. ¡Parkour! Podrías estar disfrutando de alguna película y al terminar leer en Twitter que, por decreto presidencial, se extinguirán todos los fideicomisos que no cuenten con estructura orgánica.
Desde el 2 de abril, día en que se publicó el decreto en el Diario Oficial de la Federación, muchas personas hemos estado mordiéndonos las uñas viendo cómo pende de un hilo el cine mexicano. En ese decreto, era el Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad (FOPROCINE) el que corría riesgo de desaparecer, por lo que comenzaron los pronunciamientos en contra a través de redes sociales. Días después, la Secretaría de Cultura informó que el FOPROCINE estaría exento y, para su conservación, se fusionaría con el Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (FIDECINE).
Los días pasaron, pero muchas inquietudes seguían ahí. ¿Cómo iban a operar FIDECINE y FOPROCINE dentro de un mismo fideicomiso? ¿Se verían comprometidos los objetivos tan distintos de cada uno? ¿Se respetarían los montos con los que funcionan? No tardó en hacerse más tangible el miedo sobre el futuro del cine mexicano cuando se empezaron a aplicar recortes de 50% y 75% del presupuesto dentro del Instituto Mexicano de Cinematografía. En redes sociales cineastas y distintos gremios de la actividad cinematográfica expresaban sus inquietudes y preocupaciones sobre el cine nacional. Había confusión en cómo se aplicarían los recortes y si estos afectarían a distintos programas sustantivos de IMCINE como el apoyo a creadores, el Programa de Donativos o la operación de apoyos a la producción.
El 13 de mayo, IMCINE publicó un comunicado explicando que los recortes se hacían en el presupuesto de la administración federal pasando por todas las instituciones para solventar la crisis sanitaria por el Covid-19. En el mismo comunicado se aclaraba que los recortes serían solo en gastos operativos y que no se tocarían los apoyos, estímulos y donativos, y que para prueba de ello estaban las convocatorias y resultados ya emitidos. Pero muchas dudas aún quedaban y la directora del IMCINE, María Novaro, propuso a la cineasta Natalia Beristain (Los Adioses, 2018 y Nosotras, 2019) resolver esas dudas mediante una reunión virtual. La cita se concretó y el 19 de mayo se realizó un diálogo mediante una transmisión en vivo en Facebook.
Novaro explicó de manera muy general los acuerdos a los que se había llegado entre Secretaría de Cultura, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la Secretaría de la Función Pública y el IMCINE, y el porqué de las decisiones tomadas. Debido a la premura que exigía la situación (después del decreto tenían solo diez días para presentar la justificación de permanencia del FOPROCINE) y para evitar el proceso largo de crear un nuevo cuerpo legal para el fondo, se acordó que se adhiriera FOPROCINE a FIDECINE para aprovechar la estructura con la que ya contaba el segundo. También explicó que se respetarían los objetivos y montos con los que opera cada uno de los fondos. Aun así y después de poco más de hora y media que duró la charla, quedaron muchas cuestiones sin resolución para lo que Novaro sugirió seguir con las charlas virtuales de forma semanal para aclarar cualquier inquietud que se presente dentro de la comunidad.
Las aguas parecían entrar en calma después de la incertidumbre y la preocupación. Pero un día después, el 20 de mayo, la diputada Dolores Padierna presentó una iniciativa de reforma y derogación de varios artículos en distintas leyes. Con esto el cine volvió a entrar en peligro.
La iniciativa presentada derogaba los artículos del 33 al 38 que a resumidas cuentas extinguía el FIDECINE y, con él, el FOPROCINE. Los dos fondos pilares para el desarrollo, producción y exhibición cinematográfica en México estaban a punto de esfumarse.
La movilización en redes sociales fue más rápida y más grande. Directores, productores, investigadores, técnicos, exhibidores, estudiantes y demás nos dimos a la tarea de hacer visible nuestra inconformidad por las pretensiones de dicha iniciativa: publicaciones en Facebook, tuits, #AlertaCine #NoDerogacionFidecine #EsDeTodxs.
El revoloteo fue tan grande que se sumó a los reclamos el director Guillermo del Toro, quien empezó a dar visibilidad internacional al asunto. La exposición de la molestia colectiva logró tal alcance que el 21 de mayo se convocó a un diálogo “abierto” entre el diputado Mario Delgado y “los representantes de la comunidad cinematográfica”. En la hora y media de transmisión, el diputado Mario Delgado mostró muchas contradicciones, ineficacias e ineficiencias en la forma en que se ha presentado esta propuesta que desaparecería varios fideicomisos en un supuesto combate a la corrupción y con enfoque de austeridad republicana. Reconoció que era contraproducente privar al cine de estos fondos vitales pues la retribución en cuanto a cadenas de valor es mucho muy vasta. Al final, concluyó que FIDECINE se queda, que el apoyo se debe fortalecer y no coartar y que debe haber una comunicación directa, coordinada, constante y fluida entre la comunidad cinematográfica y el legislativo.
La cultura en México siempre ha tenido obstáculos, en todos los gobiernos, y éste no es la excepción. A pesar de las declaraciones en apoyo a las artes y la cultura por parte de funcionarios públicos, constantemente la sociedad civil se ve en la necesidad de alzar la voz por políticas públicas mal planteadas: recortes presupuestales, falta de legislación para fortalecimiento y por el contrario iniciativas que interfieren con el desarrollo artístico-cultural y el acceso a estos. En las últimas semanas, se combatió un decreto presidencial en el que, por falta de claridad en su forma, el FOPROCINE estuvo a punto de desaparecer. Luego se movió mar y tierra para detener una propuesta que significaba el hundimiento del cine mexicano por plantearse sin rigurosidad y desde una generalidad que impedía ver los efectos catastróficos en la vida cultural, laboral y económica del país. Con el compromiso del diputado por no aprobar esta iniciativa hasta dialogar con todos los sectores involucrados en ella, espero que las siguientes propuestas lleguen a las cámaras con un análisis riguroso de lo que implicaría ser aprobadas y se evite bajo el pretexto de la crisis económica y sanitaria más iniciativas laxas derivadas de una austeridad mal abordada.
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Autor: Ángel Jiménez (Tapachula, 1997). Estudiante de Cinematografía. Trabaja en el área de producción y diseño de producción para cine y audiovisual. Le interesa la gestión cultural, la política y lo cuir.