«Jo Jo Rabbit»: ¡Mi alter ego es Hitler!

Jo Jo Rabbit no es sólo una de las mejores y más conmovedoras películas de la lista de nominadas al Oscar, sino también una de las cintas más divertidas que podrás ver en esta temporada de premios.

Taika Waititi es un director maori neozelandés judío que ha sabido abrirse camino dentro del ámbito de la dirección. Conquistó a los cinéfilos con un falso documental llamado What we do in the shadows? (Entrevista con unos vampiros). Desde este punto el director estableció lo que sería su línea autoral como narrador de historias a partir de una temática que habla acerca de la otredad desde la perspectiva de quien práctica cualquier tipo de rechazo social, ya sea de manera consciente o como resultado de ideas preconcebidas que se tienen acerca del otro.

Jo Jo Rabbit es la historia de Jo Jo Betzler, un niño de 11 años que está dentro de las ligas juveniles hitlerianas recibiendo su entrenamiento nazi. Jo Jo cada día está más convencido de que es un nazi nato y de que los judíos son animales peligrosos que deben ser erradicados del planeta, hasta que un día descubre que su madre esconde a una judía detrás de las paredes de su casa. La sola idea de que su madre es una traidora que merece morir basta para aterrarlo, puesto que ella es la mejor mamá del mundo.

Jo Jo tiene un alter ego con forma de Adolf Hitler (Taika Waititi), quien se encarga de dictar la forma de pensar y de actuar del niño. Jo Jo lleva una bitácora donde anota, con motivos científicos claro está, todo sobre su relación con Thomasin, la judía detrás de la pared. Aquí realiza anotaciones donde supone que ella se encuentra disfrazada para engañarlo, así como le han enseñado en las ligas juveniles, porque «los judíos son animales peligrosos». Pero la decisión de Jo Jo lo cambiará todo al darse la oportunidad de conocer a esta joven judía y así comenzar a abandonar las ideas preconcebidas que había tenido implantadas durante toda su vida.

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Alguna vez un amigo que vive en Argentina me comentó que pensaba que los habitantes de la Ciudad De México vivíamos todos pegados, en lugares muy reducidos y se preguntaba cómo vivíamos así: todos amontonados y con tan altos niveles de violencia. Esta es la razón por la que nunca ha visitado nuestro país.

Lo anterior parece tonto y exagerado, pero traslademos esa preconcepción e implantación de ideas al terreno de las ideologías políticas y sociales, creencias religiosas o bien, al de las preferencias sexuales.

La aseveración «¡TODOS LOS JUDÍOS SON ANIMALES!» es tan fuerte y grave como «¡TODOS LOS GAYS MERECEN IR AL INFIERNO!» e igual de dolorosa que «¡TODOS LOS HOMBRES SON UNOS MACHOS!», pero también que «¡TODAS LAS MUJERES ESTÁN LOCAS!».

Probablemente muchos de nosotros hemos hecho sentencias así, de manera consciente o inconsciente, sin darnos cuenta de lo que estamos diciendo o pensando. Actuamos conforme a lo que creemos, sabemos o hemos escuchado que es. Fuimos educados, casi todos, de manera empírica. Nuestros padres no sabían lo que hacían por lo que regularmente podían trasladar traumas, pensamientos e ideas a nosotros, sus retoños. Nadie es culpable porque casi siempre actuamos pensando que estamos bien, que hacemos lo correcto. ¡Así como Jo Jo!

La película habla sobre las ideas erróneas que tenemos sobre el otro que no conocemos y que ahora, conscientes de eso, ya no queremos conocer. Esto es odio implantado, preconcebido y totalmente infundado. Muchas veces generalizamos con base en nuestras experiencias y con la práctica esto se vuelve una ideología personal. ¿Es peligroso? Sí, pero se puede cambiar.

Jo Jo Rabbit es una película que no trata de cambiar nuestra forma de pensar, puesto que eso depende mucho más de nosotros como individuos, sino de ocasionar un impacto que nos permita empezar a hacerlo. Así, por medio de escenas emotivas sobre la aceptación del otro y las consecuencias del odio a las diferencias, la película refleja lo que transmitimos a las siguientes generaciones con ideas como: «¡Los cristianos son fanáticos!», «¡Los gays son muy mala influencia!» o «¡Prefiero que no te juntes con el hijo del vecino que es un ratero!».

En conclusión, la nueva película de Taika Waititi sirve para causar un cambio de mentalidad personal, en donde no importe la ideología que cada uno tenga o la religión que se practique. Siempre hay una forma de conocer las diferencias, no necesariamente para aceptarlas en nuestra vida, sino para entenderlas, comprender al otro y comenzar a tener respeto mutuo dentro de una sociedad que ha perdido la brújula que apunta hacia lo que es correcto.