Nunca sobra una buena navidad en familia, mucho menos cuando hay cantos, comida… y suicidios masivos. Severin Fiala y Veronika Franz, directores de Buenas noches mamá, regresan con una historia que deja literalmente frío al espectador con una historia intrigante y aterradora, con giros lo bastante pronunciados como para impresionar a cualquier asistente a las salas de cine.
La cabaña siniestra es la historia de Aidan (Jaeden Martell, It 1 y 2) y Mia (Lia McHugh), que, tras sufrir una perdida familiar irreparable, deben ir con su padre a festejar la navidad en las montañas; aunque no sólo eso, pues también convivir con su nueva novia, Grace (Riley Keough), una joven que sobrevivió un fuerte trauma algunos años atrás. Pronto todos se verán envueltos en un hoyo negro de confusión y terror que los hará perder el juicio, sin poder salir de ahí.
Las exploraciones a nuevos terrenos del género del terror han tenido su lugar ya varias veces en este año. Son estos viajes a lo más oscuro del ser humano, desde perspectivas diferentes, los que dan matices a historias variadas que tienen que ver con las costumbres de una región específica, con las creencias e incluso con las leyendas y mitos de un pueblo. Probablemente se creerá que se ha visto todo, pero no es asertivo asegurarlo.
The lodge, o como le nombraron en México, La cabaña siniestra, puede parecer una película más sobre lugares malditos. Incluso puedo nombrar algunas como: La cabaña del terror (Drew Goddard/2011), La cabaña sangrienta (Eli Roth/2004), La cabaña del miedo (Travis Ziriwny/2016). Todas estas películas, sin contar las que en su título no llevan el nombre de la locación, pueden causar en el espectador una cierta desconfianza por pensar que puede ser una más de la lista. Aunque la historia sí se desarrolla casi en su totalidad en un solo lugar, se sale totalmente de los convencionalismos que el mismo género tiene.
La película no se decanta por ser totalmente artística como algunos otros exponentes al estilo Hereditary o The witch. Más bien, logra ser bella cinematográficamente hablando con puestas de paisajes, en este caso fríos, que avisan, con el manejo de luz adecuado, que lo que viene será horroroso. Los directores, en este sentido, retoman los lugares comunes de estas historias y juegan con el espectador de manera efectiva.
La confusión y la perspectiva son herramientas utilizadas para llevar al público a un estado de euforia, preocupación y, por consecuencia, al terror. El guion es tan inteligente y bien armado que no necesita de sustos fáciles para poder provocar reacciones; establece una atmósfera de psicosis donde el espectador no sabe que es lo que está pasando y si lo que se ve es resultado de lo sobrenatural o de la imaginación. También juega con los conceptos preconcebidos de las películas de terror que ya son conocidas, las establece como posibles caminos, pero cambia el rumbo y te lleva por situaciones que generan incertidumbre, lo cual ayuda para crear una muy buena tensión.
Las herramientas de estos dos directores ya las hemos visto en acción en su anterior película, Buenas noches mamá, donde hacen creer al espectador que saben lo que esta pasando, pero no es así. Logran hacer un giro que cambia totalmente el sentido de la historia para sorprender con un final inesperado. Esto la hace inteligente, sorpresiva y establece totalmente un estilo de dirección que con el tiempo se vuelve reconocible para los fans del género.
Al mismo tiempo, la historia coloca en posición opuesta la dinámica familiar con la navidad. Al ser enmarcada en contexto de una celebración importante para el mundo occidental, para la religión y las ideologías paganas, la vuelve relevante. Si a esto le sumamos una tormenta que los incapacita para dar un paso fuera de la cabaña, la crisis es aún mayor por encontrarse encerrados en un sólo lugar. Y no obstante, al jugar con las perspectivas de los personajes principales se adentra en las pesadillas y confusiones de cada uno de ellos y es aquí donde la genialidad de los directores y escritores es expuesta al dar un giro de tuerca sencillo, pero poderoso; lo suficiente para dejarte pensando con una resolución devastadora. La cabaña siniestra es perturbadora, siniestra y forma parte ya de esos nuevos clásicos del horror moderno.