Vivimos en tiempos de xenofobia, cuando pareciera que los tintes de nacionalismo, superioridad y exclusión son sólo algunos de los matices que enmarcan el recuadro de la discriminación. La perpetuación del poder institucional y del Estado genera, entonces, una relación vertical, deshumanizada, violenta. Lemonade (2018) o Limonada, en español, de la directora rumana Ioana Uricaru, aborda estos temas, donde los vértices de los atropellos se pierden entre las aristas de los procesos judiciales e institucionales.
Mientras reside en los Estados Unidos con una visa temporal como enfermera, Mara (Mălina Manovici), una mujer rumana, madre soltera, se casa con Daniel (Dylan Smith), un estadounidense. Ante la llegada de su hijo Dragos (Milan Hurduc), pareciera establecerse un orden en su nueva vida. Sin embargo, cuando el proceso para obtener la tarjeta de residente permanente se desvía inesperadamente del rumbo, Mara se enfrenta a abusos de poder en todos los niveles y se ve obligada a responder una pregunta oscura sobre sí misma: ¿hasta dónde llegaría para obtener lo que desea?
La voz de Iona Uricaru resuena en su filme por el contexto en el que se sitúa. No es necesario recordar el discurso xenofóbico de Donald Trump, quien no sólo ha restringido la llegada de migrantes a Estados Unidos, sino que también ha realizado cacerías dentro del país, lo cual ha violentado los derechos humanos de personas no nacidas en el país norteamericano. En este sentido, Limonada es una denuncia directa contra el odio, la intolerancia, el vacío orgullo nacional que se sustenta en una idea de discriminación constante.
En la película, el símbolo de la autoridad, interpretado por Steve Bacic, afirma:
¿Qué pasaría si dejáramos entrar a toda la gente que quiere entrar? Se beneficiarían de todo. Lo que otras personas han construido con arduo trabajo. […] ¿Tienes idea de cuánta gente que odia a E.U. quiere vivir aquí? ¿Y sabes por qué? Porque es un gran país.
Hanna Arendt, en Sobre la violencia, menciona que, en primera instancia, la burocracia es una forma de dominio y de poder, pues responde a toda una forma colectiva de organización y de esquematización jerárquica. En segundo lugar, es también una autoridad, ya que dichas entidades sirven para regular e integrar (y en este sentido también discriminar) a los individuos dentro de un orden preestablecido, lo cual, inevitablemente, se traduce como una forma de violencia.
La película estremece por su tema, pero aún más por su tratamiento. Plantea un drama bien construido que explora las diferentes esferas humanas que se vinculan en ese tipo de procesos: la familia, la voluntad, el coraje, la desesperación y la apatía. No es casual tampoco que la obra se encuadre en la estancia de Mara en Estados Unidos, sin importar sus antecedentes, las causas del abandono de su país o lo que sigue posteriormente después de obtener una «solución», al menos temporal, a su problema de residencia oficial reconocida por el Estado.
Distintos nacionalidades están presentes en la película, no sólo explícitamente (como los serbios, rumanos o polacos), sino también en los prejuicios de las autoridades o de la sociedad: mexicanos o iraníes, por ejemplo. Por ello, la constitución de los personajes, más que mostrarse descarnada o inhumana (lo cual es innegable), demuestra más bien un realismo crudo que se nutre de la discriminación y del abuso de la autoridad.
Limonada es, en definitiva, una película muy bien concentrada. Sólo ochenta y ocho minutos bastan para mostrar la rabia, la asfixia, la imposibilidad y la violencia del poder en contra de los extranjeros, según el discurso de odio, sólo llegan a Estados Unidos para aprovecharse e invadir un país que ataca sistemática y burocráticamente.
La película se exhibirá desde del 4 al 9 de julio dentro de la programación del 39 Foro de la Cineteca Nacional. No te la pierdas.
Autor: Joshua Córdova Ramírez Escritor y estudiante de Letras Hispánicas en la FFyL de la UNAM. Director editorial de Revista Primera Página. Ha publicado en diversos espacios electrónicos y físicos. Ganador del concurso interpreparatoriano de Poesía. |