Al jugar tu juego
está satisfaciendo tus necesidades
Ella es tu seguridad
Podría hablarle de tu insensibilidad
pero sabes que no me escucharía
no me escucharía
no me escucharía
(“Set-up”, The Au Pairs)
Todo es político. Así, la forma en la que nos relacionamos con otras personas y, por tanto, los términos bajo los que interactúan entre sí hombres y mujeres, también lo son. Esto creía Lesley Woods –quien lideró a la banda de Birmingham, Inglaterra, The Au Pairs– por lo cual esta perspectiva se volvió clave para darle al grupo que integró, junto a Jane Munro (bajista), Paul Foad (guitarrista) y Pete Hammond (batería), el giro interesante de su discografía.
The Au Pairs se formó en un momento en el que la multiculturalidad británica y las conquistas del Partido Laborista en años recientes peligraban con la llegada de Margaret Thatcher al poder y sus reformas que encaminaron a Gran Bretaña en dirección al neoliberalismo.
En este tenso panorama se gestó, de la hoguera aún humeante que The Sex Pistols dejó tras su separación en 1978, el postpunk, que, a diferencia de su antecesor, reunió bandas ya no a través de un sonido homogéneo que recuperaba la simplicidad del rocanrol y el rhythm and blues de los cincuenta, sino a través de un espíritu innovador que lo mismo daba continuidad a la actitud antiestablishment del punk mientras reaccionaba con intensa experimentación y mezcla de influencias frente a lo que creían era la causa de la decadencia de lo que había comenzado como una nueva revolución sonora: reducir el género a una mera fórmula comercial.
La obra de The Au Pairs puede enmarcarse en la vena más política del postpunk (al lado de bandas como Gang of Four, The Mekons, The Pop Group o Scritti Politti), pero también se relaciona estrechamente con la onda punk funk de The Delta 5 y las inclinaciones feministas de sus integrantes (tres chicas y dos chicos), así como con la de The Slits, conjunto principalmente femenino que en sus filas contó con Valerie Solanas, feminista radical, autora del Manifiesto SCUM (Society for Cutting Up Men), como bajista.
Su larga duración de 1981, Playing with a different sex, publicado después de algunos sencillos, hizo merecer a la banda un lugar en la historia del género, a pesar de su efímera existencia (se separaron al año siguiente de editado su segundo material, Sense and sensuality, de 1982).
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Playing with a different sex se caracterizó por sus guitarras agresivas, siempre muy rítmicas, junto a una batería y un bajo que, como los de Gang of Four, parecían aspirar a sonar más como los de James Brown que a los de cualquier banda de rock clásico. Sobre esta base rítmica, Lesley Woods interpretó las letras del disco, con la presencia que le brindaba su particular timbre de voz.
Para las canciones de este álbum, Lesley cantó escenas de la vida diaria, donde hacía visible esta política sexual mencionada, en la que hombre y mujer se encuentran en constante tensión debido a los paradigmas de comportamiento que surgen de ella. Con lenguaje sencillo acorde a esta cotidianidad, el elemento más valioso es la recurrente ironía con que señala la contradicción de estos en la mayoría de las canciones.
Así, en «We’re so cool» describe, a través de la voz de uno de los amantes, lo que parece ser una relación sentimental muy igualitaria, deconstruida y hasta poliamorosa, pero que pronto muestra su lado posesivo. De esta forma, en «Set-up» (citada al comienzo del artículo) la ironía también es clave para dar cuenta de la infidelidad y de cómo el personaje utiliza a su novia como una forma de calmar sus propias inseguridades, en voz de una amiga de la mujer que le reclama a éste.
No me importa si quieres dormir sola
no me importa si quieres traer a alguien a casa
a pasar la noche
Tu afecto es, en el fondo, mío
[…]
tu cuerpo, estoy preparado para compartirlo
–no en horas pico–
porque sabes que otras han compartido
y comparten el mío
[…}
pero debes admitir, al pensar en ello, que eres mía
(«We’re so cool», The Au Pairs)
Similarmente funciona “Come again” donde se describe la presión que supone mantener relaciones sexuales bajo la premisa de orgasmos igualitarios, que finalmente, pese a los esfuerzos de su pareja, llevan a la mujer de la voz lírica solo a un escenario más donde es necesario fingir satisfacción. Parece ser que el mismo deseo de satisfacer es el que interfiere, o así lo hace parecer lo que ya se ha convertido en un diálogo representado por Lesley y Paul Foad.
–¡Oh! Ahora es tu turno
Pero ¿quieres?
No sé si quieras…
Es inhibidor, restrictivo, tan confuso
No puedo concentrarme, es otra forma de quitar
(«Come again», The Au Pairs)
Ya que lo sexual ocupa gran parte del disco, aprovechan esta predominancia para visitar sus diversas aristas. En «Love Song», por ejemplo, a través nuevamente del diálogo, construyen la escena de dos amantes, pero no se limitan al aspecto sexual sino que aparece también una crítica a los roles tradicionales del matrimonio: «¿Serías mi esposa (serías mía) / para honrarme y obedecerme (ser mía)?». Lo irónico de la situación en este caso radica en que la propuesta se la haga el amante a la mujer, quien está con él precisamente huyendo de la monotonía de haberse casado y sucumbido a la rutina de las cosas que se esperan de una mujer («Enjuaga el sueño en la lavadora»).
A propósito también del matrimonio, la elección de incluir «Repetition», de David Bowie, publicada originalmente en Lodger (el último de los discos de su trilogía grabada en Berlín), encaja perfectamente en esta poética de mostrar la crudeza de la política sexual predominante, así sea la de la violencia doméstica:
Y la comida está en la mesa
Pero la comida está fría (no la golpees)
¡Oh! ¿Acaso ni cocinar puedes?
¿De qué sirve que él trabaje si, maldición, no sabes cocinar?
(«Repetition», David Bowie, en versión de The Au Pairs)
Finalmente, donde el tema político toma una dimensión macro, contraria de la micro de las otras composiciones, es en “Armagh”, que llegó a causar controversia por mencionar frontalmente el caso de las 32 mujeres del IRA que participaron en la “huelga sucia” en la prisión de mujeres de Armagh, así como las acusaciones de tortura y violación que hubo en contra el gobierno británico.
Rehenes estadounidenses en Irán
escuchas a diario en las noticias.
Olvídate de Vietnam,
puedes ignorar a las treinta y dos
(«Armagh», The Au Pairs)
Y, de nuevo, en referencia al gobierno, la ironía que vimos caracterizar a todo este álbum: «No torturamos, somos una nación civilizada».
Si todo es político, las canciones de The Au Pairs en Playing with a different sex retrataron una política sexual la cual definía gran parte de sus posturas a partir de aquello de lo que se expresaba con ironía. Si bien, The Au Pairs fue una banda relativamente efímera a pesar de lo innovador de su propuesta, no resulta raro, pues en este primer período del postpunk (1978-1984) aunque de intensa creatividad, no fueron pocas las bandas que, sin alcanzar el éxito comercial, crearon obras pilares para el género y desaparecieron después aunque su influencia muchas veces perduró en producciones futuras.
Autor: Jorge Galindo (Xalapa, Ver., 1991) es compositor de canciones. Ávido lector de poesía, se ha acercado a los estudios literarios con el interés de analizar la canción como parte del fenómeno poético. |