«Todo está por desenredar, pero nada por descifrar.»
ROLAND BARTHES
Un estereotipo puede calificarse como un conjunto de caracteres deformados —correspondientes a un individuo, por ejemplo— creados a partir de la mercadotecnia y de la industria cultural. Todos creamos ideas generales estereotipadas de los objetos, de las personas, de las actividades, pues estamos inmersos en un contexto bastante jerárquico en el que pensamos con ideas prestadas. La figura masculina en la serie de Breaking Bad conforma una gama de actitudes y responsabilidades muy amplia (a veces contradictoria) del hombre dentro de la sociedad.
Walter White, como personaje central de la historia, es el modelo más representativo de seguimiento y de ruptura con los valores implementados en un contexto como el nuestro. La familia White representa los valores de cualquier familia modélica. Así, Walter encarna al ciudadano promedio —y, de esta manera, el modelo del hombre trabajador, protector, esmerado, maduro, que una familia «necesita forzosamente». Existen dos secuencias que trastornan estos elementos y la cadencia de la historia: la aparición del cáncer y de Jesse Pinkman. Puede afirmarse que, a partir de estas escenas, la historia de Walter tendrá un destino distinto de lo «cotidiano».
Walter White es un profesor de química, además de que trabaja en un autolavado. Lo anterior significa que su sueldo como docente no es suficiente, por lo que tiene que trabajar en otro sitio, algo no tan lejano a nuestro entorno. Su entrega se sustenta básicamente en su familia. Skyler, su esposa, desde el inicio aparece como un personaje un tanto controlador y duro. Walter se acopla a las necesidades de ella, de su embarazo y de Walter Junior. Sin embargo, puede notarse que su papel dentro de la familia sólo es el del proveedor que no es completamente feliz. Walter White tiene una vida cotidiana, muy aburrida, aquella a la que el hombre del estereotipo debe adaptarse para mantener a una familia, pues es su deber, como hombre, realizar esta empresa.
Desde el enfoque de A.J. Greimas (lingüista, investigador y semiólogo francés de origen lituano), un modelo actancial en el plano del parecer —esto es un análisis de los actantes o actores (sean humanos o circunstancias) desde una visión superficial en la historia— podría ser de la siguiente manera:
Como puede observarse, los dos elementos antes señalados son los que ayudan y, a su vez, oprimen a Walter White para poder lograr su objeto. Walter está decidido a realizar cualquier trabajo —aunque sea un acto ilegal— para sustentar adecuadamente a su familia. Cabe destacar que su hijo tiene parálisis cerebral, además de que pagar un tratamiento para curar el cáncer no es nada barato.
White es un hombre que daría cualquier cosa por mantener el bienestar de su familia… hasta crear y vender metanfetamina. Es ahí donde se produce toda una serie de problemas, enredos y complicaciones. El conflicto moral entra en juego. El bien contra el mal. ¿Qué puede ser malo cuando un hombre se sacrifica y toma «malas» decisiones por su familia hasta las últimas consecuencias?
Entonces no fueron malas decisiones. ¿Qué hace un hombre, Walter? Un hombre mantiene a su familia. Cuando tienes hijos siempre tienes familia. Ellos siempre serán tu prioridad, tu responsabilidad. Y un hombre… un hombre provee. Y lo hace aun cuando no sea apreciado o respetado o incluso amado. Él simplemente lo soporta y lo hace porque es un hombre.
La cita anterior sintetiza el conflicto al cual quiero llegar. ¿Hasta qué punto un hombre debe soportar el rechazo por anteponer a los otros? Con los «otros» no sólo me refiero a su núcleo, sino a las demás personas con las que mantiene relación el hombre, sea familia, amigos, conocidos o instituciones (tal es el caso de la explotación laboral, la cual no viene al caso). El hombre, así, en una sociedad como la nuestra, necesita aportar algo a la otredad. Walter White sólo debe responder ante su familia, aunque ella no le pregunte en cualquier ocasión si es o no feliz con la vida que lleva.
La responsabilidad se antepone a la felicidad. Es vital ser responsable y, si las cosas andan adecuadamente, después el hombre será amado. Sólo de esta manera, el hombre puede llegar a ser responsable. Para él, no importa sacrificarse en alguna actividad riesgosa si es por su familia. En Breaking Bad, ese es el modelo que impera durante casi toda la serie y, posiblemente, suene conocido para ti, lector.
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Hay que hacer algunos señalamientos para que no existan malentendidos. Al hablar un estereotipo del «hombre familiar», me refiero a un grupo específico de la sociedad en el que existe un vínculo familiar. No aludo a las problemáticas que existen dentro de la familia o a los hombres que se deslindan de su ella, pues no es el tema del artículo. Más bien, analizo Breaking Bad como un programa que construye el estereotipo para destruirlo posteriormente, aunque eso será tema de la segunda parte de este artículo.
Autor: Joshua Córdova Ramírez Escritor y estudiante de Letras Hispánicas en la FFyL de la UNAM. Ganador del concurso interpreparatoriano de Poesía. Sus textos han aparecido en revistas como Cruz Diez, Palabrerías y la antología del nonagésimo aniversario de la Secundaria Diurna No. 4. Actualmente, es colaborador y community manager de Primera Página. |