SARMIENTO, SARNIENTO. (SEGUNDA ENTREGA)

En esta segunda entrega de la poesía de Artemio Valle presentamos tres poemas del ya mencionado libro inédito Sarmiento, Sarniento.

La poesía de Artemio Valle nos muestra una visión tenaz del Periquillo Sarniento de Lizardi, pues con estos poemas de tinte picaresco nos acerca al humor de la obra a partir de la lírica. Si bien la obra de Valle no posee un ritmo excepcional, o su métrica no nos convence del todo, es pertinente mencionar el contenido de los poemas, que retoma pasajes (en ocasiones ideas enteras, aparecidas en los textos con itálicas) del libro de Lizardi y las acomoda de tal manera que, a pesar de estar leyendo las mismas líneas que Lizardi escribió, parecen ser ideas completamente nuevas, que nos atrapan en un nuevo contexto con la única finalidad de acercarnos a esta obra del siglo XIX.

Artemio Valle retoma la tradición del epigrama para ser mordaz con los temas tratados en el libro de Fernández de Lizardi. Reinterpreta los pasajes de la obra y crea, a partir de una voz poética, enfundada en la imagen de Pedro Sarmiento, una visión cercana y, a su vez, distinta de la obra original.

El epigrama no sugiere: afima, dice lo que otro tipo de poesía no se atreve a pronunciar (Carreto dixit). Y bien apuntó Eduardo Lizalde al mencionar que el epigrama no puede tener otro nombre además de «imprecaciones», pues exige y, además, denuncia. En el caso de Artemio Valle, apreciamos su gracia y sus chistes (a veces un tanto velados) al adaptar el clásico de LIzardi a una lírica que juzga y apela al humor.

Para ver la primera entrega, da click aquí.

Memoria sonora:

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EN DONDE PERIQUILLO LE HABLA A AQUEL QUE QUISIERA ESCUCHARLO

¿Qué puede a mí enseñarme

El soldado, el católico, el policía,

El cocinero, la prostituta,

El tejedor, el zapatero, el vendedor;

Qué cosas pudieran enseñarme a mí

El alfarero, el voceador,

El que lustra mis zapatos

O el que vende las verduras?

¿Qué pueden enseñarme a mí con sus oficios?

Yo soy un instruido de la lengua,

Un historiador del pensamiento,

Un conocedor de la materia que ellos ignoran.

Nadie con su oficio podrá instruirme:

¡Soy un pensante!

Pues estudié y el obvio: soy un Lógico.

 

EN DONDE PERIQUILLO LE HABLA A JUAN LARGO DESPUÉS DE SER EXHIBIDO ANTE LA FAMILIA DE ÉL.

Queridísimo Juan Largo:

Sigue con tus querellas, con tus juegos

Infantiles, llamándome Sarniento.

Sigue, que no me importa en realidad

Toda vergüenza que tu lengua ha de causar.

Sigue, nomás te digo.

No puedo ponderar la enojada que me di

Al escuchar que me llamas Sarniento,

Periquillo ―Perico ―

Frente a toda tu familia.

Sigue nomás, te digo,

Que tú no podrás ponderar el enojo

Al hallarme sosegado, te digo,

Entre los brazos de tu prima Poncianita.

 

EN DONDE PERIQUILLO DA MUESTRA DE SU ERUDICIÓN EN TORNO AL TEMA DE LOS COMETAS.

Dijo: “las cometas son estrellas

Más grandes que las demás,

De colas muy larguísimas;

De color blanco o colorado:

Blancas son la paz, rojas son desastre.

Dios no hace milagros sin necesidad

Y por eso no nos deja verlos todo el día,

A menos que haya anuncio sobre muerte

(Destrucción, catástrofe, apocalipsis)

O que sea el anuncio de una nueva vida

―Nacimiento importante, bastará decir,

Como aquel cometa que condujo

A los magos que eran Reyes

Hasta el pesebre de Jesús.

Es todo esto lo que hay que saber

Acerca de los cometas”, concluyó Periquillo,

Ante la mirada aturdida del padre vicario.

Agregó, después, a su propio pensamiento:

“Seré ignorante pero no le saco a que me humillen”.