El jueves 13 de octubre de 2016 fue anunciado el premio Nobel de literatura otorgado a Bob Dylan. Al principio, muchos, incluyéndome, pusimos el grito en el cielo al descubrir que el galardón fue otorgado a un músico. Diversos autores figuraban en la competencia: Philip Roth, Adonis, Ngugi wa Thiongo y, aunque a muchos les sigas molestando, Haruki Murakami, pero al final lo obtuvo el cantautor estadunidense; ahora denominado también como poeta. Ésta última denominación es la que ha hecho ruido en la gente, ¿es Bob Dylan un poeta?
Retrocedamos el tiempo: antigua Grecia, aproximadamente S. VIII A.C, los rapsodas se reunían en plazas y sitios concurridos para cantar, frente a un grupo de personas, poemas heroicos tan memorables como la guerra de Toya, habitualmente acompañados con algún instrumento musical. Años después, en la península Ibérica, los trovadores recitaban las hazañas del Cid campeador habitualmente acompañados de laudes. Sin embargo, no hay que olvidar, estas historias no hubieran podido sobrevivir hasta nuestros días como obras literarias sin la Ilíada de Homero o el Cantar del Mío Cid, recopilación atribuida a Per Abbat (Pedro Abad).
A mediados del siglo XX, un joven Bob Dylan escribe sus versos (por lo tanto tenemos testimonio escrito de su existencia) y, al puro estilo de los aedos, toma su guitarra y los recita frente a cientos de personas. El género de la poesía nació de la lira, de ahí el nombre de lírica, es decir, en un origen la poesía es cantada. Si lo ponemos desde esta perspectiva, el ahora Nobel de literatura se encuentra más cercano a la literatura clásica que muchos de los nominados al galardón.
El hecho de escuchar sobre un músico ganador de un premio literario nos parece extraño debido a que nos hemos acostumbrado a leer en voz baja, retraídos y solitarios, esto lo ha hecho un daño terrible a la literatura, pues últimamente es fácil encontrar poemas trozados o carentes de ritmo que parecen una pobre prosa recortada en renglones con la intención de simular versos.
Uno de los rasgos más representativos de la poesía es el hecho de hacer música con las palabras. Muchas veces olvidamos la delicia que representa escuchar un poema en voz alta: Lope, Lorca, Sor Juana, Bécquer o Rubén Darío, entre otros. Hagan la prueba, busquen en Youtube “The Raven”, escrito por Edgar Allan Poe y recitado por Vincent Price, y sentirán el gozo de escuchar la música creada por ese poema
La ventaja que tienen los músicos es la de poder escuchar sus versos y, por lo tanto, les es más fácil encontrar el ritmo e incluso la métrica de sus letras. Sin embargo, existe una diferencia en la construcción del discurso. Habitualmente, las letras de canciones están escritas para ser interpretadas con música y así crear una amalgama versos/música, que dan como resultado la canción. Por otro lado, los poemas están escritos (o deberían estarlo) para crear ritmo con las palabras, lo que le da la posibilidad de ser acompañados con música. Aun así, uno no puede negar que las letras de Dylan tienen una riqueza poética, pues no sólo tiene un buen ritmo y metro, sino además un reconocible uso del lenguaje, y hace honor a sus influencias literarias, entre las que figuran nombres como Walt Whitman, Arthur Rimbaud y por supuesto, quien le dieran nombre, Dylan Thomas.
Sin duda, la noticia del Nobel invita a la reflexión: ¿hacia dónde va la literatura? Se ha quebrado una frontera de género que muchos puristas creían (o creíamos) inquebrantable, pero en realidad la literatura mantiene un diálogo constante entre sus herramientas expresivas y las utilizadas por otros géneros. Dylan realizó un ejercicio muy atinado: tomó elementos de la literatura y los adaptó a su producción musical, no fue el primero, ni creo que sea el último. Particularmente la literatura y las canciones mantienen un diálogo constante, estas últimas se toman ciertas licencias que el mundo literario resultaría difícil de aplicar, como la repetición de versos iguales juntos, que si es mal aplicado en la poesía resulta cacofónico, pero en la música es aceptado para crear una melodía pegajosa. Dylan conserva este rasgo y podemos verlo en una de sus canciones más celebres, “Like A Rolling Stone”:
How does it feel, how does it feel?
To be without a home
Like a complete unknown, like a rolling stone
Sin embargo, no podemos juzgar la obra de Dylan mediante sólo una estrofa, en especial si revisamos el texto completo y vemos que, en efecto tiene elementos de rima y metro que muchas otras canciones no presentan:
Once upon a time you dressed so fine
Threw the bums a dime in your prime, didn’t you?
People call say ‘beware doll, you’re bound to fall’
You thought they were all kidding you
You used to laugh about
Everybody that was hanging out
Now you don’t talk so loud
Now you don’t seem so proud
About having to be scrounging your next meal
How does it feel, how does it feel?
To be without a home
Like a complete unknown, like a rolling stone
Ahh you’ve gone to the finest schools, alright Miss Lonely
But you know you only used to get juiced in it
Nobody’s ever taught you how to live out on the street
And now you’re gonna have to get used to it
You say you never compromise
With the mystery tramp, but now you realize
He’s not selling any alibis
As you…
Es evidente que no podemos juzgar toda la trayectoria del cantautor por sólo una obra, estos versos simplemente sirvieron para ejemplificar, pues según la academia, Dylan ganó «por crear nuevas expresiones poéticas dentro de la tradición de la gran canción americana». El cantautor tomó elementos de la literatura, los llevo a su mundo para modificarlos y regresarnos un estilo reinventado: la aportación se realizó en el mundo musical y literario, esa es otra de las razones por las cuales nos resulta tan extraños, pues las letras se fueron con rasgos de literatura y nos regresaron con rasgos musicales, ¿pueden regresar con esos nuevos vestidos? Yo creo que sí, ahora le corresponde a los escritores tomar lo que se les ha dado y usarlo a su favor.
Muchos temen que con esta noticia se anuncie el declive del mundo literario, pero ahora toca a los artistas de las letras repetir la fórmula de Dylan de manera inversa, es decir, tomar los elementos que pueda aportar la música y, por qué no, otras expresiones artísticas y modificarlas a su favor. Incluso se pueden, y deberían, recuperar elementos propios: ritmo, figuras retóricas, rima, desarticulación del lenguaje, construcción del espacio, entre otros elementos propios de la literatura que los mismos literatos deberían defender y enaltecer para que su arte no decaiga.
Por último, invito a una reflexión acerca del premio Nobel, pues el galardón camina en una cuerda muy floja entre la seriedad y la estrategia política. Este año, la medalla de la paz fue otorgada a Juan Manuel Santos, por su fallido cese a la violencia en su país, recordemos que tiempo atrás fue otorgado a Barack Obama, sí, el mismo Obama “pacifista” que asesinó a Bin Laden y no se diga la polémica en torno al premio del mexicano Octavio Paz, pues todavía en nuestros días es motivo de debate. Por otro lado, considero que escritores como Vargas Llosa, Márquez o activistas como Malala lo tenían bien merecido.
Determinar quién gana el Nobel y por qué es un asunto complejo, muchas veces ni siquiera los mismos galardonados se lo explican y, a pesar de ser un premio de prestigio, no queda más allá de ser una medalla más, pues quienes son premiados deberían saber que sus acciones hablaran por ellos mismos, el caso del mundo literario, son sus obras las que servirán como defensa más allá de cualquier premio.
Resulta inútil para nosotros, como receptores del arte, discutir sobre un resultado que no podemos modificar, aunque claro, el debate siempre es bien aceptado e incluso enriquecedor; pero al final del día no nos queda más que disfrutar la experiencia estética que las obras nos ofrecen, ya sea pictórica, literarias, musical o escénica, la expresión artística es un manifiesto de libertad, expresión y técnica en constante movimiento y evolución, sólo nos queda experimentarla, odiarla, criticarla, incluso crearla, pero sobre todo, sentirla. Por lo pronto dejo aquí la letra de la canción que me ha seguido todo el día del hoy premio Nobel de literatura, con la esperanza de encontrar los rasgos literarios en esta pieza musical, “The Times They Are A-Changin’”:
Come gather ‘round people where ever you roam
And admit that the waters around you have grown
And accept it that soon you’ll be drenched to the bone
If your time to you is worth savin’
Then you better start swimmin’ or you’ll sink like a stone,
For the times they are a’ changin’!
Come writers and critics who prophesy with your pen
And keep your eyes wide the chance won’t come again
And don’t speak too soon for the wheel’s still in spin
And there’s no tellin’ who that it’s namin’
For the loser now will be later to win
For the times they are a’ changin’!
Come senators, congressmen please heed the call
Don’t stand in the doorway don’t block up the hall
For he that gets hurt will be he who has stalled
There’s a battle outside and it’s ragin’
It’ll soon…
Del autor: Alejandro Rodríguez Castillo. Nació el 22 de Enero 1993 en México D.F. Estudiante de 7° semestre en la licenciatura de Lengua y literatura hispánicas por parte de la FES Acatlán. Recientemente publicó el libro titulado Bestiario de las siete creaturas soñadas (2016) por parte de la editorial El Nido del Fénix.
Ha participado en diversos talleres de creación literaria y poesía. Ganador del 1° lugar en el concurso de expresión literaria sobre los símbolos patrios (2006). Mención honorifica en el concurso de poesía “Décima muerte” (2011); 1° lugar en el concurso “Piel de bronce” (2014). Publicó en la revista electrónica “Primera página” (2015) y (2016) los poemas titulados: “Aquí estamos todos” y “Retrato callejero”, respectivamente. En el desarrollo académico, presentó ponencias de crítica literaria en el “1° congreso nacional de metaficción e intertextualidad” y en las “IV, V y VI Jornadas académicas: La ciencia ficción y lo fantástico en la literatura” (2014, 2015,2016). Miembro del seminario permanente de Metaficción e intertextualidad y la compañía teatral “Fobos artes escénicas” desde 2013.