HEGEL FRENTE AL MAR
Aufhenbung o la superación del Tiempo, 1805
No es para sí decir que este silencio sea falso o
verdadero, sino la sola luz inflame
de paciencia este momento;
no es siquiera eso cuanto dice una premisa,
una piedra o un suspiro, y no es a poco
la memoria de un segundo
en sumo vórtice o el pensamiento disfrazado
de experiencia;
tampoco puede decirse que sean las hojas
o un hombre, al menos, si acaso,
su presencia o su absoluta sombra;
no es para él decir de su silencio el nombre o
las heridas, pues saben las cosas también
que uno no es, sino las toca.
Hölderlin, elegía a un amigo (1806)
Soñó que había hombres,
cuerpos liberados de Historia y Biología,
para siempre venados en medio de otros;
soñó un hombre lento que bebía el agua,
que comía el pan, que le cantaba a la noche;
su rostro era como la transparencia y su piel olía
a tierra mojada, a esperanza…;
lo mataron al amanecer,
era peligroso, dijeron todos,
y dejaron el cadáver reposar
en movimiento perpetuo a la orilla del río.
El Absoluto un infinito eco, el mar (1770 – eterno)
Ahora el silencio espejea tu rastro sin cuerpo,
tu boca arrojada en olas y viento;
el tiempo sumerge las esquinas
de tu pensamiento, ojos árbol,
profunda sinfonía de minutos huérfanos,
el fruto que muerde sus distancias:
eco…., eco…, eco…;
el sonido más cerca, pero el reloj
muerto bajo transparencia,
labios hacia la palabra, puños frente a sí:
movimiento pero siempre escalera;
has dicho tus huellas,
enterraste tu sangre con aire y memoria,
mas sigues girando, robándole el cuerpo
a las hojas y otros gestos de paso:
eco…, eco…, eco…;
adónde van todos tus hijos,
los higos mendigos de tacto, tu imagen etaria,
sin fin, sin voz y sin tiempo:
eco…, …., …
Ciencia de la Lógica prescindible (1812)
De una palabra no dicha el silencio hacia dentro –
el olor del rayo mientras canta en el agua –
soy y no soy el que escribe reflejo:
acaso el nombre
de una presencia
escribe el reflejo: soy y no soy el que
– canta en el agua el olor del rayo mientras
– el silencio hacia dentro de una palabra no dicha.
La Fenomenología como transparencia (1807)
Si yo no existiera aquí, este momento,
al menos un cuerpo sobre masa o una lágrima bastarda
entre la lluvia, si quizá la noche
no tuviera sensaciones o menores gestos que el silencio y
en el agua ajena su reflejo expusiera
las feroces formas del espejo y
las palabras derrotadas de las olas,
entonces el mar, la conciencia y
mis sentidos lo verían todo;
pero existo: todo es este tiempo.
El reloj y el hombre, o el Amo y el Esclavo (1808)
Sientes el aire, un lugar que existe tan pronto
se desvanece, rasguñas tus ojos
para saber si es verdad este instante;
gritas y la manecilla se clava en tus manos,
eres presencia, pero también movimiento;
—abre en tus brazos el oceáno—
te detienes frente al Sol, finitud que te rompe,
y observas la invisibilidad del mundo:
la sospecha de tener un cuerpo,
lugar que sangra y bebe, danza y es;
sientes el aire, el amoroso puño
de tus células, y aprietas, y dices:
piensas que posees este instante.
Segundos sobre la Filosofía de la Historia (siempre antes)
Recuerdo este momento, palpo la memoria de estas hojas,
la luz a manera que cae y cree: estoy aquí;
mi cuerpo es una sed acrónica,
un gesto de perpetuidad, una imagen etérea,
única imagen, una;
miro los olores del Sol, recuerdo los ojos
que ahora veo, todo me trasluce
en infinita presencia: estoy aquí,
voy hacia mis manos;
mas el tiempo también es mi hijo…
memoria, es probable,
es probable…
intenta para seguir siendo olas,
pero es tarde… el mar aunque infinito
también cuenta sus horas:
tiempo en tiempo, agua sobre el agua,
y él sabe que es hombre:
nada, tiempo y soledad,
Fin de la Historia (Absoluto)
Estas olas se llevarán su cuerpo,
mas ahogarán la sombra de sus ojos:
un silencio imprescindible ante la Historia:
—el mar—
entonces (silencio)
palabras (silencio)
las (silencio)
flotan (silencio).
Breve semblanza académica
Jonathan Osornio
Estudiante del otoño, se ha especializado en la caída de las hojas cuando llueve en los parques. Ha colaborado con el tiempo en la creación de su memoria y en diversos proyectos de resistencia anónima. En el campo de la estadística sobresalen los dos besos que ha dado, la pila de libros que aún no ha leído y un diseño sin concluir de cómo no querer a alguien, del que, dice, falta mucho por hacer. Actualmente trabaja en conjunto con la luna en la formación de un recuerdo que logre entender la nostalgia. Entre sus principales reconocimientos, destaca haber mirado una rosa por más de tres horas, declararle su amor a la lengua y emocionarse ipso facto de ella. Cabe decir que se considera un pájaro con cuerpo de mujer, pero disfrazado de hombre, y no duda admitir que, en el fondo, él también ha llorado.