Amy Dunne, antagonista de Perdida (David Fincher, 2014), es una de las villanas más interesantes y polémicas de los últimos años. Tras su estreno, los medios no se ponían de acuerdo. ¿Debía ser considerada una figura empoderadora? ¿O era, al contrario, un personaje escrito desde la más profunda misoginia? “Una de las películas más feministas del año”, decía Forbes. “Amy Dunne no es feminista”, advertía en cambio The Observer. Tales reacciones no son más que una muestra de la incomodidad de la sociedad ante la idea de una antagonista femenina fuerte, pues estas son tan raras que no sabemos qué hacer con ellas. Más allá de las etiquetas feminista-misógino, han sido relegadas a un segundo plano, destacando únicamente su condición de mujer.