Fotografía cortesía de Servidor Local
Recientemente, mi amigo Pedro me hizo un tatuaje de una flor que es un dibujo de Antonia Alarcón. Esta flor, en realidad, representa una planta que Antonia cuidaba y que, además de vivir en papeles y en mi pierna, vive en una de sus piezas textiles. Esa canija flor: criatura memorable. Meses atrás me había topado con Pedro y con Antonia en un evento de Tlacopac14 y había concebido la realización de este tatuaje, pero al final no me lo hice en ese momento debido a que traía el corazón roto, la mente nublada y las cuentas inestables. Llevar a cabo el tatuaje la semana pasada significó una pequeña celebración de saberme en otro lugar, uno que si bien no podría juzgar como mejor, sí puedo apreciar como más florido y eso para mí es suficiente.