Fotografía de Sofía Amezcua
La novela negra nació en Estados Unidos a partir de los rasgos de las obras policiales. Personajes borrachos, mujeriegos, solitarios o atrevidos se conjugan con una trama donde todo es posible, desde el asesinato de un presidente por un complot internacional, hasta la idealización de la mujer amada y aparentemente inalcanzable. Rafael Bernal publicó en 1969 El complot mongol, que bien puede considerarse la primera novela de este tipo en México. Años después, en 1978, se estrenó una versión cinematográfica con Pedro Armendáriz; luego, once años más tarde en 1989, se produjo una radionovela de la misma. Apenas en 2017, el Fondo de Cultura Económica publicó, junto al sello de Joaquín Mortiz, la novela gráfica basada en la novela de Bernal con un guión de Luis Humberto Crosthwaite. Es indudable que el género y la obra han gustado. Y mucho.
Tan es así que, este año, el 18 de abril para ser más específicos, Sebastián del Amo (1971) estrenará su película El complot mongol (2018), que cuenta con un elenco ampliamente reconocido: Damián Alcázar, Bárbara Mori, Sebastián Sosa, Eugenio Derbéz, Xavier López «Chabelo», entre otros. Los personajes de fondo siempre prometen; sin embargo, ¿la película es buena? ¿Logra atrapar al espectador y vincula los «pinches chales» de Bernal con la actuación cinematográfica?