La literatura de Rosario Castellanos ha sido una constante en todos los momentos de mi vida. Durante mi adolescencia memoricé sus poemas y pegué fotos suyas en mi recámara. Todo ese tiempo creí que la razón por la que los festivales llevaban su nombre y se abrían centros culturales y premios en su memoria eran exclusivamente por la calidad de su propuesta literaria. Mucho tiempo después, ya en la Facultad de Filosofía y Letras (con la que muchas de las escritoras mexicanas más famosas mantuvieron relación), descubrí el triple mérito de su escritura: no sólo había creado una obra prolífica, sino que cada novela, cuento, ensayo o poema es una pieza de gran profundidad tanto filosófica como de experiencia de vida, además, logró abrirse paso en la Academia y consolidarse como una autoridad en cuanto a literatura se refiere.
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