De ámbares y rosas
la carne agónica del día.
Un pájaro toca la mejilla de la luna.
La Tierra —a pesar de su hemorragia—
bosteza de sueño.
No son suficientes los ángeles crucificados
para abatir el acíbar
por la boca y el pecho ausentes.
De ámbares y rosas
la carne agónica del día.
Un pájaro toca la mejilla de la luna.
La Tierra —a pesar de su hemorragia—
bosteza de sueño.
No son suficientes los ángeles crucificados
para abatir el acíbar
por la boca y el pecho ausentes.