En una época ya lejana, los poemas solían recitarse en las calles, entre plazas y centros recreativos, la gente se reunía para escuchar las aventuras del poderoso Aquiles, las travesías de Rodrigo Díaz de Vivar o de Roldán; los varones solían recitar versos a su enamorada, práctica tan importante en los rituales de cortejo que incluso existían quienes pagaban por unas cuantas estrofas. Anterior a esto, el viejo de la tribu solía sentarse ante un grupo de jóvenes para recitar (o en algunas ocasiones cantar) las leyendas de origen, esta práctica aún se conserva en muchos sitios del mundo. La literatura nació de la voz para trasladarse al papel y lograr la inmortalidad. Desde las primeras culturas que desarrollaron un sistema de escritura hasta nuestros días, las grafías y los versos han mantenido un diálogo constante. ¿Qué tan alejados estamos de las antiguas prácticas de la poesía?