Muy pocas veces hay autores cinematográficos que dejan pequeñas pistas de su trama más interesante. Algunos la dejan ver casi de inmediato. Otros, como es el caso de Lee Chang Dong, la van componiendo de manera muy secundaria. Tales son las huellas de Burning.
Jongsu es un chico normal, con problemas familiares y con frustraciones profesionales comunes. Un día se topa con Haemi, una chica que lo conoce desde niño, pero que él no recuerda. Ella le pide que cuide de Caldera, su gato, mientras realiza un viaje a África. Al regreso, Haemi no viene sola, sino acompañada de Ben, también un surcoreano que pronto revela un peculiar hobbie de quemar invernaderos.