Del mismo modo que el que quiera aprender sobre literatura deberá leer libros, la tarea del cinéfilo no puede entenderse sin el visionado de películas. En definitiva, por más manuales que se hayan escrito, normalmente las mejores lecciones de cine no requieren siquiera apartar la vista de la pantalla. En los cincuenta, musicales emblemáticos como Cantando bajo la lluvia (1952, Gene Kelly y Stanley Donen) expusieron el problema del paso del cine mudo al sonoro. En la última década, biopics como Hitchcock (2012, Sacha Gervasi) o Trumbo (2015, Jay Roach), o la comedia ¡Salve, César! (2016, Ethan y Joel Coen), han acercado al público actual al sistema de estudios del viejo Hollywood. Y es que, ya desde su nacimiento, el cine ha necesitado hablar sobre cine.