Cuando publiqué mi primer libro, automáticamente me convertí en escritor; es decir, adquirí el estatus social de escritor. Fui invitado a programas de radio y televisión, me entrevistaron en prensa y medios de internet, además de que doscientos de mis seguidores de Twitter retuitearon la presentación del libro. Muy pocos compran mi obra y no todos la leen, pero el cartelito de escritor ya te lo podés colgar. En un programa de televisión conocí a Manuel, o Manu, como pedía que le dijeran. Era un tipo con dinero y roce social, que solía dar las mejores fiestas.