Al abuelo
En un alma vieja
sólo emerge la ausencia,
decía papá señor.
Ahora yo soy el abuelo,
o abuelito,
en los cada vez más frecuentes
días de parqués,
acaloradas tardes de dados musicales
con arepa y guarapo
como cuando era pobreza,
porque le cuento,
ahora soy rico,
ya no hay tanta guerra,
puedo comer
bien fritico
y con buena salecita
la papita en paz.