Hace un mes, se entregaron los prestigiosos premios Óscar. Este año, la ceremonia presumía de ser especialmente “inclusiva”, sobre todo en lo que a representación femenina detrás de las cámaras se refiere: por primera vez, dos mujeres, Chloé Zhao y Emerald Fennell, se disputaban la estatuilla. Además, tanto Zhao como Fennell contaban con reconocimiento en las categorías de mejor película y de mejor guion —adaptado y original, respectivamente—. Finalmente, se hizo historia: Chloé Zhao se llevó el Óscar a casa, convirtiéndose así en la segunda directora en conseguir tal logro. La Academia puede dormir tranquila y ponerse la medalla de inclusividad. Los medios se hicieron mucho eco de la condición de Zhao como “mujer” y “asiática”, menos de su habilidad como directora o de aquello que la distingue de los demás nominados en esta categoría. ¿Están condenadas Zhao y Fennell a acabar en la categoría de “directoras mujeres”? Esperemos que no.