Los versos de El tigre en la casa de Eduardo Lizalde son sumamente íntimos, no sólo para la voz lírica sino también para todo lector que se acerque a la obra. Bien afirma Mario Bojórquez en «La poesía del resentimiento», introducción al libro del poeta, que «cuando leemos un poema estamos leyendo la poesía universal y eso implica la experiencia vital del hombre sobre la tierra». A este propósito, la poesía de Lizalde abreva en la condición humana del dolor, del amor, de la desesperanza, de la frustración, de la asfixia: de todo aquello que conforma el ser existencial del individuo y de sus más profundos (re)sentimientos.