Desde tiempos inmemoriales el Hombre ha establecido un vínculo profundo con su Destino; a veces, lo ha aceptado sin miramientos; otras, lo ha rechazado con ímpetu, pero siempre ha intentado comprender las fuerzas misteriosas que manejan los hilos de la vida.
La historia de Ricardo, «el Loco» Ramírez, es un claro ejemplo de este infructuoso combate humano contra lo inasible.