Dick Cheney fue secretario de defensa y vicepresidente en gran parte de los mandatos republicanos en los E.U. desde Richard Nixon hasta George W. Bush. La guerra de Vietman, El Watergate, el ataque al WTC en Nueva York, la invasión en Irak, las prisiones en Guantánamo, el exilio y asesinato de Sadam Hussein, la caza, la muerte y captura de Osama Bin Laden, son sólo algunos de los «logros» dentro del portafolio de Cheney; todos como parte de las decisiones que se llevaban a cabo dentro de un cuarto de guerra dentro de las instalaciones del Pentágono.
Cuando George W. Bush le pidió personalmente a Dick Cheney que fuera su vicepresidente sabía perfectamente que sería el títere que serviría como portavoz y ejecutor de órdenes que previamente recibiría. El ya experimentado republicano se había asesorado jurídicamente en el cambio de algunas leyes constitucionales, donde, abusando de la confianza y pusilanimidad de Bush, las alteraría para que el ejecutivo tuviera todo el poder de decisión y así Dick ser la mano que mecería la cuna en el gobierno de E.U.