El tren que nos ha sacado de la ruinosa y olvidada Bucarest ha frenado de golpe. Ya hemos recorrido los siempre disputados Cárpatos, las llanuras húngaras, y subimos por las montañas eslovacas hacia el corazón de Europa. Pero ahora, sin previo aviso, tenemos que detenernos. Pregunto a mi acompañante qué ha ocurrido, si sabe algo. Me observa con su cabello cano y una leve sonrisa, parece humedecer sus labios. De pronto brota su voz de sí, no de su boca, más bien de su estómago, y comienza a emerger de su cuerpo hasta quedar flotando sobre él. Las SS van en retirada y han volado las vías que nos conducen a la ciudad de Brno, me comenta, pronto se acabará el tiempo. Estamos en el 30 de abril de 1945, Hitler se ha suicidado y mi acompañante es el escritor checo Jirí Kratochvil, estamos ahora inmersos en su novela Buenas noches, dulces sueños (2012).