Autor: Rodolfo Munguía

Ciudad de México, 1999. Estudiante de Antropología Social en la UNAM. Escribe ensayo y narrativa. Ha publicado sus cuentos en Punto de partida, Punto en línea, Revista Primera Página y Revista Purgante. Sus crónicas, reseñas y ensayos se encuentran en Revista Primera Página, Cultura Colectiva y la Revista de la Universidad de México. Se encuentra en picada, pero sin tocar el suelo todavía.
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La literatura indescifrable

Ilustración de Carlos Gaytán

Los poetas, narradores y ensayistas ajustan sus hilos y enlazan sus nudos para comunicarnos que puede haber espacio para dudas, pero no para huecos. Las buenas tramas nos ganan por verosímiles, por directas y por exactas. El relojero capaz de construir semejante mecanismo es, sin duda, un artista del delito. El testigo que sabía quién era el asesino desde el principio de la historia. La mano invisible que controló cada paso del personaje hasta hacerlo tropezar consigo mismo. O, por qué no, un engreído escritor que pretende que su obra será entendida por los lectores.

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Juventudes y revoluciones

Ilustración de Carlos Gaytán

Yo debería tener un infierno para mi cólera, un infierno para mi orgullo, y el infierno de las caricias; un concierto de infiernos.

Arthur Rimbaud – “Noche del infierno”

Ese adolescente que fuimos, que de alguna forma somos, se hace con un espacio en nuestras vidas. El espíritu joven evoca rebeldía y revolución; en él, se condensan las esperanzas y las inseguridades del mundo subjetivo. Es relevante porque los que se encuentran en sus primeros contactos formales con el sistema social son quienes tienen la oportunidad de cambiarlo. Eso explica las dimensiones que adquiere la lucha de los jóvenes en cuanto su propia realidad. La literatura nos da no pocos ejemplos de adolescentes resistiendo desde sus trincheras al modelo impuesto.

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Vivir el cuerpo

Ilustración de Carlos Gaytán

El cuerpo es un territorio desconocido y familiar. Las más de las veces se le concibe como instrumento, un simple depositario del alma que se eleva con gracia hacia la espiritualidad. Lo cierto es que nuestro cuerpo representa toda realidad objetiva; en él se agrupan a empujones las más subjetivas experiencias. Y de entre todos esos rincones emerge una verdad aplastante: las corporalidades vividas serán siempre nuestro único hogar. Ese miedo esencial a abandonar el origen se explora a cada momento en la literatura. Es difícil pensar que un escritor o escritora pueda dejar de habitarse para escribir, por eso el lugar de enunciación es relevante.