Un alegato a favor de los eventos falsos en Facebook
A Mariel, Brenda, Ana Rosa, Marisol, Iliana, Deni y Mike, por enseñarme a investigar con amor y diversión.
Hoy quiero comenzar escribiendo de dos temas de los que odio hablar, o más bien, de uno que me causa desagrado y de otro que de tanto odiar me apasiona: el COVID y las redes sociales. Escribo también sin poder poner bien en palabras el enojo, el insomnio y la tristeza que me produjo enterarme de la negligencia que derivó en el colapso del metro en la estación Olivos la noche del lunes 3 de mayo. Siento como si tuviera un perdigón atorado en la boca del estómago y no puedo más que rezar por los familiares de la gente fallecida y herida. Esto es ante todo una breve invitación para darle seguimiento a la noticia más allá del primer impacto y de la frustración de estos días. Para dolernos y para exigirle a la basura de la clase política que dejen de matar gente inocente entre fuegos cruzados. Dicho lo anterior, creo que no hay nada más que pueda o deba agregar.
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Hace algunas semanas, después de una hora de caminata y plática nocturna-presencial con Jorge, a quien no había visto en meses, hubo un momento en el que se frenó en seco, y me dijo:
—Yo me esfuerzo en que la pandemia no colonice nuestra mente. Estoy harto y, por eso, jamás le pregunto a mis seres queridos sobre ella. Es un ejercicio de creatividad: sacarle a una persona qué es eso otro que la pandemia quiso erradicar, pero sigue existiendo. Siempre a pesar de. Lo que se desborda, lo que éramos antes. Pero haré una excepción para decirte…
Lo siguiente no es importante. O sí, y por eso no lo digo. Lo que nos compete ahora es este ejercicio. A partir de ese día, he intentado ponerlo en práctica, aunque a veces sea imposible hacerlo, ya sea por algún familiar enfermo, o porque, aunque no queramos, está ahí, mediando nuestras experiencias del mundo y dirigiendo nuestro estado de ánimo, o simplemente porque no hay mucho más de qué hablar y ahora es como mencionar qué tal está el clima. Sin embargo, haré una excepción mínima, porque justamente, quiero darle la vuelta al elefante en el cuarto.
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No conozco a nadie que sienta una felicidad genuina por ser usuario de las redes sociales. Nadie se enorgullece por acudir a ellas constantemente o encontrarse a sí mismo escroleando por compulsión. Cuando he inhabilitado mis redes sociales por meses o semanas, acudo a las noticias de Google, porque tengo que ver imágenes y letras mientras mi pulgar se desplaza por la pantalla del celular de arriba hacia abajo y paseo mis ojos furtivamente. Sabemos que las redes sociales nos producen una adicción, y lo que nos dan son experiencias menos gratas que las que proveen ciertas drogas. Incluso, existe algo así como una culpa de saber que la vida está en otra parte, y no jugándose en Twitter o Instagram; también malestar por ver lo que hacen otras personas que no son tan cercanas o nos caen mal. Y aun así nos excusamos: decimos que estamos ahí por los memes, para seguir a una persona famosa, porque es el único lazo con nuestrxs compañerxs de la primaria o, mi favorita, que es por la escuela, ya que tienen varios grupos estudiantiles en Facebook donde cuelgan los textos a leer y las asignaciones que hay que resolver. Todas estas razones son las que escuchaba antes de la pandemia, y que creo que son válidas ahora más que nunca. Cada quien necesita distintas cosas de las trincheras virtuales para sobrevivir. ¿Pensaron que éste sería un texto en el que despotricaría sobre las redes y terminaría diciendo que todos deberíamos cerrarlas, abandonar la ciudad e irnos al campo? ¡Yo también! Sin embargo, hoy no es ese día, y yo vengo a darles mi excusa para seguir en las redes sociales, más específicamente, en la red social que nos desgració a todxs por allá de 2011, y que ahora lxs adolescentes desprecian. Mi excusa, pero, sobre todo, mi pasión, son los eventos falsos en Facebook.
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Ahora, estoy realmente consciente de que, al hablar de esto, es como explicar un chiste y eliminar así la gracia que hay en él. En el humor, como en el club de la pelea, la primera regla es ø. Pero no podía dejar pasar la coyuntura pandémica para discutir en torno a los eventos en Facebook, para recordarlos y añorarlos. Hace un par de años, tenía toda la intención del mundo de hacer una ponencia y mandarla a un coloquio de cultura popular, estudios culturales o redes sociales. Haría un marco conceptual relacionado con la idea de utopía, imaginario colectivo, problemas sociales y políticos en el contexto mexicano y humor. No descarto hacerlo en un futuro, pero prefiero comenzar mi ambicioso proyecto por aquí, ya que siento que tendrá más resonancia que una ponencia de un coloquio al que van once personas… Al parecer, amanecí brava, yo no tengo nada contra los coloquios e incluso he participado en ellos, sólo creo que habría que considerar cómo se podría incluir a más personas y no sólo a los tres especialistas de un tema.
Volviendo a mi ponencia, éste sería el momento donde comienzo a caracterizar a mi tesoro. Yo diría: los eventos falsos en Facebook tienen la misma materialidad que la invitación a un evento real: hay hora, día, fecha, lugar y, si hay agudeza por parte del artista, una breve descripción. Lo que los separa de un evento real y dispuesto a concretarse son elementos de irrealidad, fantasía, parodia o simple imposibilidad, que inmediatamente se evidencian a sí mismos como ficticios. La gracia estriba en que intenten emular el formato de eventos que podrían ser reales, como una marcha, una fiesta, un torneo o un taller. Todo nombre del evento tiene un subtexto, relacionado con una coyuntura, un problema o información que una comunidad posee sobre una persona o una temática. Por poner un ejemplo, si yo veo en mi Facebook un evento titulado: “Perreo masivo afuera del concierto de Aleks Syntek”, tendría que saber de antemano que Aleks Syntek, además de mal músico, odia el reguetón y en una declaración en 2017 dijo que era para simios. Se disculpó, pero en 2020 volvió a arremeter diciendo que eso no se podía llamar música. Ante tales ofensas, la sociedad decidió subvertir su discurso, y se produjeron joyas tales como el tutorial de reguetón de Aleks Syntek.
De igual forma, el evento en Facebook pretende provocar y cuestionar dichas aseveraciones a través del goce, el baile y el humor.
Ahora estoy pensando que, si desglosara cada evento que recopilé, tal vez me daría para una tesis. O para un proyecto de investigación que probablemente nadie querría financiar. Pero como deseo, ante todo, compartir mi emoción y no hacer que se duerman, enlistaré aquí los eventos falsos que fui documentando como hermosas gemas. Mi labor fue la de una coleccionista, que sentía una pasión frenética por darle al botón “asistir” de estos eventos. Así que aquí una lista de los eventos que pude cazar, sin cambios en la ortografía:
- Marcha para que Björk toque gratis en el Zócalo
- Fiesta en la Casa de Cañitas si gana Carlos Trejo
- Ceremonia de Ayahuasca con mona de guayaba
- Marcha para meter a la cárcel las cenizas de Hernán Cortés
- Tour al Nevado de Toluca para cantar “Sálvame”
- DESPEDIDA DE TOÑO ESQUINCA 1° JULIO
- Marcha para reelegir a Chente Fox en 2018
- Marcha para que Radiohead también toque gratis en el Zócalo
- Clases de surf sin tabla con jesus de nazaret :3
- Clases sobre cómo comer naranjas, con Homero Simpson
- Marcha para cambiar el nombre del auditorio Che Guevara a NoaNoa
- Reunión para cantar el tema de Halo en la FFyL
- Marcha para proyectar “Mean Girls” en el auditorio Che Guevara
- Marcha para que los maestros no dejen las entregas el mismo día.
- Llanto colectivo d final d semestre para llenar el espejo de agua
- Torneo de putazos frente a rectoría
- Marcha para que abran la otra puerta del anexo
Cada evento posee rasgos muy característicos que pueden tener un alcance más “atemporal”, como las clases de surf sin tabla con Jesús, o más “coyuntural”, como la despedida al aeropuerto de Toño Esquinca, quien aseguró, como miles de whitexicans que, si ganaba AMLO, se iba del país. Por otro lado, los eventos podrían clasificarse por el tipo de comunidad al que convocan: quienes ubican a RBD o pueden cantar “Sálvame” a todo pulmón, quienes escupimos en la colonización, quienes le rendimos culto a Cañitas o simplemente alguien que entiende todas las referencias anteriores, situadas generacional y socialmente. En mi caso particular, los últimos siete eventos están relacionados concretamente con la comunidad de la UNAM, y otros de manera más específica a la facultad de Filosofía y Letras.
Al avanzar en mi ponencia, destacaría, de forma específica, lo que acuñé como “el fenómeno Aphex Twin” dentro de los estudios de eventos falsos de Facebook. Ante el anuncio de que el famoso músico británico vendría al festival Ceremonia en 2019 en el Foro Pegaso de Toluca, la emoción no se hizo esperar, por eso se concertaron los siguientes eventos:
- Aphex Twin en Teatro Silvia Pinal
- Aphex Twin en las torres de Satélite
- Aphex Twin en Los Pinos
- Aphex Twin & Juan Gabriel -El Regreso- at Plaza De Toros México
- Aphex Twin en el Balneario Pantitlán
Por último, en mi estudio y clasificación de eventos falsos, hablaría de aquellos cuya naturaleza difiere un poco de los eventos anteriores, pues se encuentran en el umbral de la realidad y la fantasía, o más bien, en un primer momento tomé por eventos ficticios y en la descripción aseguraban ser reales, como los siguientes:
- Primer Carrera Anual De Correr Como Naruto
- Correr como Naruto en Fundidora y paseoSantaLuci#NarutoChallenge
También hablaría de la importancia de recuperar la experiencia empírica, pues en un caso me sucedió que, muerta de risa, presioné el botón “asistir” a la “Marcha A favor del NAIM” de forma irónica y… No lo era. Por otro lado, un conocido me contó que después de haber visto el evento “Fiesta en el depa de AMLO” el sábado 30 de junio de 2018 a las 18:00 UTC-05 en la calle Odontología 57 #301 Coyoacán, decidió ir para festejar un día antes de las elecciones, pensando que habría sonidero y la calle estaría cerrada (no hay que olvidar que la promesa de cambio presidencial, hace tres años, daba emoción y esperanza, no como ahora). Para su tristeza, el evento era totalmente falso, pero tenía todas las condiciones de posibilidad para ser real.
Finalmente, para mis consideraciones finales, mencionaría que hace falta rastrear el origen de los eventos falsos y una clasificación más exhaustiva de estos, así como la idea de autor y la irrelevancia del mismo en este tipo de manifestación cultural. Aseguraría que hay una potente línea de investigación para estudiar la relación entre los eventos falsos, grupos y páginas donde se generan comunidades virtuales, como «Fachos amenazándonos con cosas buenas», «Referencias cinematográficas en La Rosa de Guadalupe», «Personajes ficticios por los que tengo sentimientos reales» o «Barbie cantando con diferentes canciones». Aclararía que los sesgos en mi investigación tienen que ver con mi contexto y las comunidades de las que formo parte, pues el algoritmo de Facebook y mis amigos me hacían llegar a las invitaciones. Diría también que lo único que me gusta de los periodos electorales es la proclividad a realizar más eventos falsos. Al parecer los políticos son, involuntariamente, maestros de la comedia.
Terminaría mi ponencia diciendo con tristeza que nos encontramos ante la probable extinción de eventos falsos, quienes tuvieron su cúspide en 2018, aunque tal vez hay un atisbo de esperanza con un evento gestionado el pasado 8 de mayo, que por la falta de una descripción detallada sobre el lugar de reunión, catalogaría como falso: la «Caravana para hacer enojar a Alfredo Adame». A continuación, tal vez con el tono condescendiente de algunos ponentes, aseguraría que el “pueblo mexicano” es imaginativo, que hace de sus problemáticas su fortaleza. Habría una sesión de preguntas, y en mi ideal todos reímos y ningún hombre haría un desplante de su falocentrismo mental para cuestionarme con alevosía el marco conceptual de mi ponencia. Iríamos a un restaurante a comer pizzas al finalizar el coloquio.
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Pero lo cierto es que esta no es una ponencia y la pandemia me arruinó la vida. Bueno, a todo mundo. Más específicamente: la pandemia me arruinó los eventos falsos. También los eventos no-falsos. Y ¿por qué? Porque no podemos salir. Porque no hay proyecciones de futuro. Ahora me llegan decenas de notificaciones al día sobre eventos virtuales, pero no es lo mismo. Me arrebataron mi fuente de alegría, el lugar donde podía ver el desplante de genialidad de la especie humana. La imposibilidad de salir le quita toda la gracia posible a un evento falso. Lo que era chistoso era la capacidad de fantasear con ese escenario, de pensarnos fuera de nuestras casas para asistir en un escenario ficticio. Como sabemos, el COVID ha mermado muchos de los ejercicios de imaginación que teníamos. Es por eso que sería “anticlimático” que, en esta situación, alguien creara un evento falso. Por fortuna, géneros discursivos como los memes no nos han abandonado y han logrado contener con ingenio el desánimo social.
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Deseo que llegue el día en el que ni siquiera me dé cuenta de que ya puedo ir de fiesta sin (tantas) restricciones. El día en el que pueda ver películas de mi vida en dos minutos sobre los siguientes tres años de mi vida. Donde afloren otras manifestaciones artísticas y culturales que ni siquiera puedo concebir. Espacios para generar dispositivos de memoria compartida, soberanía cultural e imaginación utópica. Líneas de fuga entre tanta venta de datos para controlar nuestra existencia, donde haya lugares de remanso y comunidades virtuales. En donde podamos dejar de tomarnos tan en serio a nosotrxs mismxs por un momento y descubramos la potencia política del humor.
Deseo también que cada vez más, poco a poco, como quien no quiere la cosa, vuelvan a existir espacios de organización presenciales para generar comunidad o exigir ante una injusticia, sin ponernos en riesgo o sin sentirnos impotentes por no poder asistir.
Quiero que cada usuario de Facebook tenga tantos eventos presenciales y celebraciones que se dé el lujo de rechazar unos cuantos. Anhelo por el renacimiento de los eventos falsos para seguir riendo y continuar mi alegato.
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Por ello, aquí queda: todavía no he programado la invitación, pero desde ahora aviso: están invitadxs todxs a un torneo de lamer el asfalto cuando nos pongan la vacuna. El torneo se realizará a lo largo de toda la calle Madero, que siempre está atestada de gente, quienes serán los obstáculos. Besar escaparates dará puntos extra. Al terminar iremos al zócalo donde habrá puestos de kermés, una alberca de lodo para jugar, así como un escenario para que se suba a cantar karaoke quien quiera, sin miedo a compartir micrófono. En la noche será la premiación del torneo y habrá fuegos artificiales mudos, que no asusten a los perritos.
A ustedes, ¿qué evento les gustaría gestionar por Facebook?