Muchos suelen huir de las películas que presentan una historia de amor, ya sea entre un chico problemático y una chica de familia ejemplar o viceversa. También hay algunos que corren de las películas navideñas que se vuelven forzadas en la temporada. Last Christmas no escapa de estos dos lugares comunes; más bien, se revuelca en ambos, pero con un cambio lo bastante interesante para que salgas con una buena sonrisa en el rostro: la cinta es resultado de un guion de la actriz Emma Thompson, que toma como base para su realización las canciones del cantante George Michael.
Kate (Emilia Clarke / Juego de Tronos) ha tomado las peores decisiones en su vida: acostarse con el primer hombre que ve en la calle, defraudar a su jefa en la tienda de navidad en la que trabaja como elfo y evitar las constantes llamadas de su madre. Un día conoce a Tom (Henry Golding / Locamente Millonarios) que la invita a salir por calles de Londres que ella nunca había visto. De esta manera, comienzan una extraña relación intermitente, donde Tom desaparece por lapsos de tiempo muy extendidos, lo cual molesta mucho a Kate porque en el fondo se siente enamorada. Tom la enseña a ver más allá de sus narices, de su autocompasión de clase media londinense, para hacerla comprender que hay más cosas que descubrir, gente que ayudar y razones para vivir. ¡La ayuda a tener un sentido en la vida!
En ocasiones, a veces durante muchos años consecutivos, pareciera que la vida no tiene sentido. Esto es plasmado en Last Christmas de Paul Feig (Bridesmaides) que no es nada de lo que aparenta y, más bien, mucho de lo que no muestra a simple vista en su póster, ni en su sinopsis. Es un dramedy que apuesta por un poco más de profundidad en su personaje principal, matices humanos, situaciones del mundo real que hacen de Kate un personaje femenino diferente e interesante, interpretado carismáticamente por Emilia Clarke que se encuentra lejos de los dragones de Juego de tronos. Aquí es una joven que no encuentra un lugar dentro de su familia, ni en su trabajo y mucho menos se siente satisfecha de sí misma. Se ha vuelto insensible a la temporada navideña porque trabaja en una tienda donde es Navidad todo el año. ¡Un desastre total!
Lo que parecía una comedia romántica no lo es, ni mucho menos es el chic flick que se puede amontonar con otros tantos. Last Christmas envuelve al espectador en un tono de comedia, lugar común de estos géneros, salpicado de cinismo, sarcasmo navideño y familiar. Pero hay algo de fondo que la hace especial: un mensaje que no sólo es adecuado para una sola temporada del año; además, tampoco se limita a una noche con la familia. Emma Thompson apuesta por una historia universal, conmovedora, donde demuestra que tan sólo un gesto humano sin ningún interés de por medio puede cambiarte la perspectiva de la vida y la muerte en un abrir y cerrar los ojos.
Last Christmas te lleva por un camino de canciones que todos hemos escuchado, pero que, con la historia que contextualiza la película, toman un sentido totalmente diferente. Todo esto en conjunto hará que no veas a tu familia, ni las reuniones navideñas, como una carga por la cual debes atravesar, sino como una oportunidad más para crear buenos momentos que te alimentarán en la soledad.
¿Es cursi todo esto? Sí, ¿pero quién no lo es cuando se necesita de algo o de alguien, de un abrazo, tal vez de una sonrisa, de un mensaje de la persona que esperas? Esta película aparenta una cosa en la superficie, sin embargo es un poco más profunda de lo que parece. Seguro tampoco será la favorita del año; probablemente la volverás a ver en diez años… y también entonces te robará el corazón.
