Para K.C.M., por las palabras y el lenguaje
No todo director puede crear una película con una historia de amor, con tintes humorísticos, con hipótesis científicas y con un fundamento que no caiga en el absurdo de la cursilería. La capacidad de conjuntar diferentes posibilidades, artísticas o narrativas dentro de una misma obra puede generar historias híbridas que fracasen o triunfen. Éste último es el caso de Mon inconnue (2019) o Un amor a segunda vista, en español, quinta película dirigida por Hugo Gélin, y que además forma parte de los siete filmes de la 23° edición del Tour de Cine Francés.
Raphäel (François Civil) es un afamado escritor de un best seller ciencia ficcional. Su vida transcurre cómodamente, pues además está casado con Olivia (Joséphine Japy), una talentosa pianista, que dejó su carrera profesional en un segundo plano por estar con su marido. La fama y los compromisos invaden a Raphäel, que poco a poco quita interés y afecto a su esposa. Luego de una fuerte pelea, el escritor decide ir a embriagarse; sin embargo, al despertarse al día siguiente, su vida ha cambiado radicalmente: ahora es un maestro de literatura, un desconocido en el medio literario, sin una pareja estable y un fan más para la famosa pianista Olivia Marigny. Al percatarse de su alterna realidad y de la importancia de su amor por Olivia, Raphäel hará todo lo necesario para volver a enamorarla.
La posibilidad de habitar otros mundos u otros tiempos ha sido un tema recurrente en la ciencia ficción que, por supuesto, deriva de postulados o teorías científicas. Pareciera que las inquietudes por situarse en un entorno distinto a nuestra realidad (lo que quiera que eso signifique) ya no responden solamente a un descubrimiento novedoso de «vivir de otra manera», sino de experimentar las repercusiones de esos cambios en ciertas esferas de la existencia. Vivir una historia de amor sería diferente si al día siguiente resultáramos ser y no ser, al mismo tiempo, quienes somos ahora o despertáramos en otra realidad. Un amor a segunda vista explora esas inquietudes.
El espectador, más allá de plantearse este tipo de problemáticas en la verosimilitud de la conformación de la historia, puede enfocarse sin problemas en la cuestión que Hugo Gélin propone: ¿qué estarías dispuesto a hacer si tuvieras una segunda oportunidad de enamorar al amor de tu vida? Esto, a mi parecer, es el gran acierto de la película y lo que logra distinguir obras inverosímiles de otras que pueden relacionarse con ciertos géneros, que, en este caso, es el de la comedia romántica. Si una película de este tipo logra enfocarse en un tópico y sacar provecho de ello a través de diferentes recursos o sustentos, puede convertirse en un filme que no sólo se distinga de inclasificable o de un vano intento por llegar a ser algo que no alcanzó.
En este sentido, y a propósito de su eclecticismo, la película no es sólo una historia de amor, sino que contiene también una carga de humor. Los diálogos generan una fluidez discursiva que permiten al espectador disfrutar de las escenas románticas sin sentirse asediado por la cursilería, y al mismo tiempo reír en los momentos humorísticos que, en gran medida, se deben al papel de Félix, cuya actuación es de Benjamin Lavernhe.
La actuación de François Civil y de Joséphine Japy son el equilibrio equilibrio ideal, dentro de los tintes humorísticos de Félix, en una obra de este tipo. Raphaël es un hombre que, en principio, resulta ser agradable y un poco tímido, hasta llegar a la fama que lo convierte en una persona mezquina, apática e insensible. Sin embargo, el cambio de realidades lo convierte en un hombre que revalora sus sentimientos y los de Olivia, aprecia su pasado, además de que experimenta en carne propia el desplazamiento por el centro de atención en el medio artístico que representa la pianista. Por su parte, el personaje de Olivia es más sobrio e implica un vacío constante que puede llenarse con el éxito o con el amor. Esta paradoja es la que intenta resolver Raphaël, quien dará todo lo que pueda para volver a enamorar a la mujer que desdeñó en su realidad.
Un amor a segunda vista no decepcionará a quienes decidan disfrutar de su historia. Cada momento, de principio a fin, resultan sumamente divertidos y disfrutables. Después de todo, ¿qué mejor que una película con una buena historia, entretenida, que te hace reír y que además pueda dejarte una huella?
Puedes disfrutar del Tour de Cine Francés desde el 6 de septiembre hasta el 17 de octubre en México; en Centroamérica, del 3 al 16 de octubre; en Argentina, del 3 al 23 de octubre y del 10 al 23 de octubre en Chile.