Fotografías de Octavio Meléndez
El arte, como el buen vino, es fruto de un trabajo minucioso y paulatino. La técnica y la inspiración se fusionan en un alambique que se va derramando gota a gota sobre el lienzo en blanco. En la presente entrevista, el artista plástico e historiador del arte Alfredo Rojas, nos cuenta un poco acerca de la labor creativa y el impacto que que puede llegar a tener una obra artística en el panorama cultural contemporáneo.
Primera Página: Bien, Alfredo, háblanos un poco de tu producción. ¿En qué consiste?
Alfredo: Primero hice una serie que se llama El mercader. Hago pinturas de botellas porque para mí la comida es muy importante, es un momento de intimidad donde conoces a las otras personas y escuchas historias, convives con el otro, te relacionas en un nivel casi espiritual con los demás. Un símbolo importantísimo para mí es el vino, ¿no? La bebida, el tequila… el clericot. Los romanos decían que había un espíritu que te poseía, que era el estar embriagado. Entonces, cambiabas, y podías ser más cálido con un chico, con una chica. Esa relación que provocan estas bebidas me interesa mucho. Lo que pinto son botellas, pero son alegorías de estas personas románticas, de parejas muy cálidas.
PP: Me llama la atención la forma en la que hablas de esta esencia del «espíritu del vino». ¿Tú crees en el concepto de la inspiración? ¿Crees que es indispensable que un artista esté inspirado? ¿O es más una parte racional la que produce?
A: Yo he entendido que un artista, y cuando digo artista es desde un tapicero, un músico o un pintor, debe llevar esas dos áreas. Desde lo racional que es esta investigación de «ah, pues esta es la historia del vino», pero también desde la inspiración. Por ejemplo, yo soy un pintor de día, no puedo pintar en la noche. En mi taller todo son ventanas, entonces siento que la noche es un bloque gigante que me aplasta; en cambio, el sol me da energía. Es una energía que a la vez es inspiración. Yo lo llamo el destilado. La pieza final es el destilado. Es como el tequila: empieza con una planta, luego están los jimadores… Es un proceso para que lo tengas aquí, y después es otro proceso para que tú como consumidor puedas encontrar el valor, el sabor, y lo puedas disfrutar.
PP: Me gusta muchísimo esta forma que ocupas para plasmar la imagen que tienes sobre el arte. Es muy acertada la comparación con un buen vino. Pero ahora enfoquémonos en ese receptor, en ese catador de vino. ¿Qué tanto tiene que saber una persona que se aproxima al arte para poder de verdad apreciarlo?
A: Ese yo creo que es un gran conflicto de la historia, ¿no? Accidentalmente… No me gusta decir que lo convierte en elitista, pero lo convierte en algo cerrado. Sí debes tener un conocimiento. Digamos, un sommelier se dedica toda una vida para aprender qué vino, y no tiene que ser el más caro, es bueno para estar en la mesa. En eso sí tienes que dedicarte. Es un sacrificio porque tienes que sentarte a escuchar artistas, a receptores. Sí es un compromiso, no es solamente «ah, me gusta el arte» y ya. Ese es el mayor reto del artista, plasmarlo inmediatamente en las personas sin que tengan esa hiperpreparación que tienen los historiadores o los críticos o los curadores. Ese es un reto del artista, llegar inmediatamente a la médula del espectador.
PP: Ahorita que empezamos a platicar, me comentaste el impacto que puede llegar a tener el arte en una sociedad. México, 2019, cambio de sexenio. ¿Qué opinas tú? ¿Qué papel juega el arte en este escenario?
A: Esa es una pregunta muy importante porque hay muchos cambios en las administraciones, en diferentes ámbitos. Uno de ellos es en cultura. Muchos ven cierta incertidumbre, y eso no quiere decir que se esté en contra de este régimen, pero también hay algo interesante. El artista puede volver a empoderarse porque no necesita el museo o las galerías. Nosotros estamos aquí en Borders generando un diálogo con las personas. El arista y todos los participantes deben entender que uno mismo debe generar ese contenido y acercarse a los demás, porque sí hay un ambiente difuso en el que no sabemos qué va a pasar con la cultura en este momento, y sí es algo preocupante.
PP: Tu trabajo se basa completamente en la concepción de un evento interdisciplinario. Dime, ¿cómo crees que puede insertarse la idea de interdisciplina en este tipo de exposiciones? ¿Cuáles son los alcances que puede llegar a tener algo así?
A: Tienes que ser muy hábil. No tienes que pelearte con la publicación masiva. Esa es una característica que siempre ha estado en la historia del arte, que supuestamente era para un grupo reducido que «entendía». Debes tener la inteligencia de cómo hacer arte de calidad y distribuirlo de manera masiva.
PP: Que sea aprehensible por el grueso de la sociedad.
A: Exactamente, que ese arte tenga una calidad honesta y sin que el artista pierda su dignidad. A mí no me gusta cuando dicen «no, es que tienes que aprender a venderte». No, lo que debes aprender es a negociar. Saber negociar y vender tu ópera, que es muy diferente a «venderte». Cuando me dicen «aprende a venderte» siento que soy un gigoló o no sé (risas).
PP: Es un poco extraño porque como artista normalmente creces con la idea de no pensar en un mercado. ¿Tú que piensas? ¿Crees que el deseo de insertarse en el mercado del arte es valido para un artista?
A: ¡Claro! Es súper válido. Pero yo creo que el verdadero arte es el más honesto, el que haces de manera independiente, que no lo haces por vender cien mil pesos. Hay muchas formas que están ahí en el mercado. Pero pues sí, si el artista sabe puede estar ahí. Tiene lugar ahí. Muchos artistas jóvenes deben quitarse ese prejuicio de «no, me voy a vender». Acéptalo, ¿quieres ser famoso? Está bien, pero no quites los pies del suelo.
PP: Por último, cuéntanos. ¿Qué planes tienes a futuro?
A: Me gustaría poner una escuela. Yo creo que es de las mejores aportaciones que podría darle un artista a México. El artista debe dejar un patrimonio. Desde una escuela, un museo, piezas. Diego Rivera, Siqueiros… Todos dejaron un patrimonio enorme que nos nutre a nosotros y nos ayuda.
PP: Muy bien. Muchsísimas gracias por darte un tiempo para responder a nuestras preguntas. Esperamos encontrarnos pronto y saber de ti en próximos proyectos.
A: No, gracias a ti.
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