Una luz impone su presencia en el centro del escenario. Hay un desconocido. La luz apenas se derrama sobre su cara. En sus manos tiene un tambor, símbolo del latido, símbolo de vida. En los segundos siguientes muestra sus rasgos más humanos: duda, incertidumbre, sosiego. Comienza a tocar en intervalos de un segundo aproximadamente. Poco a poco entran otrxs desconocidxs, navegando a través de la misma sombra, guiados por la misma luz. Toman un lugar en el escenario. Caminan, corren, recorren el espacio en una trayectoria indeterminada. Unx habla, otrx contesta; son entidades tejiendo sus voces, entrelazando existencias, nombrando acciones cotidianas. Parecen dueñxs de su propia voz. Tal vez todxs son la misma voz, pero no lo saben. Para ellxs el tiempo es eterno o tan sólo un instante. Sus experiencias convergen, se hacen una y, finalmente, desaparecen.
El tiempo es un concepto ampliamente discutido debido a su importancia en la comprensión de la experiencia humana. Aunque existen unidades para organizarlo como los segundos, las horas, los días, las semanas, los meses, los años, parecen no ser suficientes al momento de describir esa entidad abstracta. De acuerdo con san Agustín, el tiempo está relacionado directamente con el mundo terrenal y sus cambios, pues lo atemporal o lo eterno es propio de lo divino. Albert Einstein, en su teoría de la relatividad, afirma que el tiempo es una dimensión inseparable del espacio, donde ocurren todos los eventos del universo; la forma en la que se percibe, además, depende del observador. El tiempo no es absoluto, no es igual para todxs; es relativo o incluso, subjetivo.
Si el tiempo funciona de esta manera ¿cómo su naturaleza afecta en la percepción de los eventos? Si hay un solo evento ¿cómo podría ser visto desde distintos ángulos? Tomando como punto de partida estas consideraciones, Luis Enrique Armenia presenta el montaje de Mediodía (Seguirá el mal tiempo),una obra escrita por Manuel Barragán y producida por Sara Gutiérrez Barreto que plantea la historia de Amanda, Martín y Bruno, tres personajes cuyas vidas serán atravesadas por una vivencia común: la tormenta que siembra el caos en su ciudad.
Todxs están en busca de cumplir un objetivo: Amanda quiere ser una bailarina profesional; Martín, vivir con su pareja después de una larga espera; Bruno, acabar con su vida. Para contar sus historias la obra no sigue una estructura lineal, sino que presenta los eventos de forma intercalada. Asimismo, se recurre al diálogo, especialmente al monólogo y los apartes (en los que cada personaje interpela al público), para borrar la objetividad y enfatizar en que lo que estamos observando son realidades complejas que no pueden estar sujetas a juicios de valor.
En la construcción de los espacios y las acciones (lo que podemos llamar espacio-tiempo narrativos siguiendo la idea de la relatividad) se privilegia a la palabra. Resulta interesante que no se recurre tanto a los objetos ni a los movimientos físicos de lxs actorxs. Los diálogos llegan a asemejarse a lo que encontraríamos en una novela narrada en primera persona, en la que permean las descripciones detalladas. Si como público tenemos la capacidad de ver lo que ocurre, se podría llegar a pensar que utilizar este recurso es innecesario, pero la sucesión de eventos, los cambios, el avance de la historia, dependen de las palabras pronunciadas y las emociones que se pongan de manifiesto.
Otro motivo que podemos encontrar en la obra se relaciona con la dilatación del tiempo (otro concepto de la teoría de la relatividad) que puede aplicarse de manera simbólica a las vidas de Amanda, Martín y Bruno. Cada unx está en un punto de quiebre y tendrá que tomar una decisión que cambiará su vida de manera significativa. Sus experiencias se entrelazan entre ellos, como si el tiempo se estirara y se contrajera; pero también lo que hagan para cumplir sus objetivos se entrelaza con los otrxs, que pueden sufrir por causa de sus acciones.
El subtítulo de la obra también es un elemento de interés que nos remite a su aspecto más terrenal. La expresión “hace mal tiempo» es una forma común de referirse a condiciones meteorológicas desfavorables, derivado de una observación simple. En el contexto de la obra y en sintonía con el significado más transparente de la expresión, a estas condiciones se les dota de un carácter negativo. Por un lado, dificultan que se cumplan los objetivos; por el otro, serán el factor que revele verdades que no se podrían descubrir si lxs personajes no encararan situaciones adversas.
Mediodía es una obra caótica, que plantea varias reflexiones sobre la vida, la toma de decisión y la relación del ser humano con su mundo. Además, aprovecha los recursos visuales y auditivos para enriquecer su historia y dotarla de distintos matices. La última función será el lunes 23 de octubre de 2023 a las 20:00 hrs en el Teatro La Capilla. Puedes adquirir tus boletos en taquilla o en la página online. También puedes seguir a la compañía Aferradxs Teatro en sus redes sociales para estar al pendiente de sus próximas producciones.