La reinvención de Shakespeare en “Waiting for Julieta”

 Fotografía de Cultura UANL

Desde su origen, la configuración de los espacios teatrales ha marcado una clara división entre actor y espectador. En el escenario convergen todas las miradas, mientras que quienes observan son borrados en favor de ese punto central; las convenciones ponen al individuo en un papel en el que debe guardar silencio y mantener una postura. Waiting for Julieta propone redefinir dichas convenciones, al adentrarse en la historia de Emmanuel (quien encarna a Julieta Capuleto) desde su diálogo con la famosa obra de Shakespeare. 

La producción (escrita, dirigida y actuada por Emmanuel Pichardo Caballero) se estrenó por primera vez en la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, como resultado del programa Creadores Escénicos del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos. Consta de un monólogo en el que la actriz (como Emmanuel mismo se nombra) intercala escenas de Romeo y Julieta con anécdotas sobre sus experiencias amorosas. Su interpretación está acompañada por la actuación de Caridad Gómez, quien funge como “técnica en sonido” o “DJ”; además de controlar el sonido y la música, ocasionalmente hace comentarios y dialoga con Emmanuel a lo largo de la obra. 

La superposición de esta vivencia personal y la de lxs protagonistas de la tragedia plantea un cuestionamiento a las ideas tradicionales del amor existentes desde el siglo XVI. “Eso que todo el mundo se encarga de fomentar termina haciendo que nuestras relaciones sean muy dolorosas”, comenta la intérprete. Como bien recordaremos, Shakespeare nos sitúa en un escenario en el que lxs amantes están en constante sufrimiento y el final culmina con la muerte de ambos: una situación que en la realidad no debería ser un ejemplo a seguir, más bien una advertencia sobre las consecuencias de un amor desmedido. 

Romeo y Julieta no es una historia de amor, sino de desamor y violencia.

Emmanuel Caballero

Emmanuel nos acerca a sus experiencias y a los objetos de sus relaciones pasadas, con lo que desdibuja el plano de lo personal y de lo público, el de la actriz y el del individuo. Algo que normalmente sería difícil de compartir se muestra sin restricciones, desde la vulnerabilidad de la artista y no sólo desde el personaje. Y tal como menciona Caridad, es fácil conectar con esta historia porque “todos tenemos nuestros propios demonios en cuanto a las relaciones amorosas. A todos nos llega porque alguna vez nos ha pasado algo así, [pero] siempre hay que tratar de reír”. A pesar de que cada anécdota está cargada de dolor, en la obra se presentan con ligereza. Así como está presente el humor, también hay un espacio para la reflexión en convivencia con el otro. 

Un elemento que contribuye a generar esta cercanía es la disposición del escenario. Construido dentro de un espacio cerrado y, a diferencia del escenario tradicional, se encuentra al mismo nivel que lxs espectadores: “la idea del público lejano a la escena, tiene muchos años que está superada. El teatro tendría que fomentar el mecanismo de convivio” afirma nuestra Julieta. Físicamente existe la cercanía, pero también se manifiesta en las interacciones de la actriz con el público, que van desde el simple hecho de dirigirse a él directamente hasta proporcionarle objetos con los que interactúe.  

La obra pretende ser una experiencia envolvente para los sentidos. El apartado visual y de sonido, evidencian el cruce de las culturas estadunidense y del norte de México. Lo que la hace aún más interesante son las referencias a la cultura pop que se yuxtaponen con la obra shakesperiana, dotándola de otra dimensión a su relectura. El resultado es un collage de imágenes y sonidos que van desde la icónica Gloria Trevi hasta Sailor Moon.

Finalmente, no se puede dejar de señalar que el mero hecho de que Emmanuel asuma el papel de Julieta es un desafío a las convenciones de género. Este acto performativo no sólo subvierte las expectativas tradicionales del casting, sino que reivindica su figura y le otorga un protagonismo renovado. Su actuación invita a la apertura de la representación y es por sí misma una celebración de la libertad de expresión.

En noviembre de este año habrá una nueva temporada de Waiting for Julieta en Monterrey y la Ciudad de México. Puedes seguir a Emmanuel Caballero y a Caridad Gómez en sus redes sociales, así como a la compañía Gorguz Teatro.