Es imposible hablar del compromiso cultural y conceptual de Filth Mx sin recordar que a finales de 2019 se comenzó a escribir el guión de la película apocalíptica perfecta: la gente de todo el mundo se encerró en sus casas, las calles se vaciaron y la cifra de contagios mundial se comenzaba a contar por millones. Para Agamben, las medidas de emergencia no eran más que frenéticos intentos de difundir un estado de pánico global, un estado de excepción con graves limitaciones a las libertades y una suspensión del funcionamiento normal de las condiciones de vida. El escepticismo del filósofo italiano era comprensible, la pandemia estaba en sus inicios y unos meses antes las calles del mundo convulsionaban en protestas.
Apenas en noviembre de 2019, un reportaje de CNN hablaba de una posible “Primavera latinoamericana”. En México, Venezuela, Perú, Puerto Rico, Honduras, Nicaragua, Chile, Bolivia y Colombia se tomaron las calles en protesta por la desigualdad, el estancamiento económico y la corrupción. Se vislumbraba una alternativa a la hegemonía del sistema, comenzábamos a tener serias dudas respecto al crecimiento ilimitado, la suficiencia infinita de recursos y las promesas de sostenibilidad de las economías capitalistas. Sin embargo, pocos meses después, a principios de 2020, la población mundial estaría confinada en sus casas por miedo a un virus desconocido y las calles quedarían vacías.
Con el tiempo el escepticismo de Agambem quedó atrás, y la izquierda no perdió la oportunidad para declarar apresuradamente el “fin del capitalismo”. El virus parecía haber desinflado la burbuja de la aceleración de los mercados hasta alcanzar su estancamiento; el petróleo cayó hasta tocar valores negativos; y la globalización, de pronto, nos mostró sus inconvenientes. Slavoj Žižek, por ejemplo, llegó a pensar que la pandemia sería un golpe al capitalismo al más puro estilo Kill Bill. Pero lo cierto es que el capitalismo nunca cedió; por el contrario, se extendió hasta abarcar cada una de nuestras esquinas y rincones: el trabajo remoto se convirtió en la nueva forma de producción, aprendimos a llevar la oficina a todas partes, los servicios de streaming se dispararon por los cielos, el e-commerce se asumió como el paradigma de compra-venta y Amazon se convirtió en la Tyrell Corporation de una realidad cyberpunk.
El coronavirus desestabilizó la economía global, pero nunca detuvo la circulación y acumulación del capital. De los remanentes de una pandemia resurgió un sistema neoliberal renovado y reforzado por la tecnología: el mundo parecía estar al borde la extinción, pero en ningún momento dejamos de consumir. Por el contrario, el consumo se volvió más accesible, más inmediato, más omnipresente. Comprar, vender, consumir es el ciclo de la vida en las sociedades contemporáneas donde todo fluye a la velocidad de un tweet. Consumimos todo el tiempo, incluso en nuestros momentos de ocio generamos información que vuelve a nosotros en forma de publicidad. Como afirma Frederic Jameson en El posmodernismo o la lógica culural del capitalismo avanzado de 1989, hoy “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”.
Filth Mx surge en medio de este caos y neoliberalismo salvaje. Somos una revista que expresa la sensibilidad de la crisis pospandémica que se perpetúa dentro de un sistema que, como The Thing (1982), de John Carpenter, sólo conoce las condiciones de su supervivencia, se mimetiza con todo lo que tiene contacto y se alimenta de las crisis que provoca. Así como el internet y el surgimiento de nuevas plataformas ha dado pie a una escena musical alterna, alejada de las disqueras, nuestro contexto sociopolítico también ha permitido la aparición de nuevas opciones alternativas en el ámbito cultural. Filth Mx busca responder a las necesidades de una sociedad marcada por el hiperconsumo, pero que al mismo tiempo reclama discursos y narrativas más críticas e incluyentes. Nuestros artículos expresan esa contradicción y horizontalidad; son una miscelánea donde se entrecruzan Bad Bunny, Freddy Kruger y Rosalía con Deleuze, Foucault y Derrida.
La crisis de la realidad pospandémica nos plantea nuevas complejidades y contradicciones que reclaman nuestro compromiso interpretativo y teórico. Estamos ante un escenario que requiere la interdisciplinariedad como bandera, y éste es el sitio donde se posiciona Filth Mx como revista. Nuestra pretensión no es otra que la de ofrecer una interpretación sobre los fenómenos culturales, económicos y políticos que operan en el contexto actual. Somos una revista digital del mainstream, dedicada a la difusión de los productos de consumo de la cultura de masas: cine, música, series, televisión, redes sociales. Pero lo hacemos desde la crítica cultural, porque sabemos que los productos de consumo también son un indicador de nuestras inquietudes y necesidades, nos hablan del momento político, cultural y social en el que vivimos, se crean a partir de elecciones que se configuran por nuestra clase y medio social. Si el consumo es el imperativo de nuestra época, la reflexión acerca de lo que consumimos es también nuestra forma de resistencia.
El compromiso editorial y teórico de Filth Mx está en el mainstream, en los productos culturales de consumo. Nuestro objetivo es encontrar y exponer el valor de las expresiones de esta cultura de masas. Somos un proyecto emergente que busca abrirse camino en medio del capitalismo salvaje, abierto a la contaminación, simbiosis y vinculaciones que nos afectan y transforman. Cada superficie, cada aspecto de este mundo, cada opinión o pasión, todo en su conjunto, está contaminado por los cuerpos y mentes de extraños. Es momento de reclamar el valor de la cultura de masas y los productos de consumo, de la fuerza creativa de la contaminación y el valor de la impureza.
Filth Mx es un equipo encabezado por dos hermanos: Luis y Jorge Alejandro. Luis es periodista, le interesa encontrar la hibridación entre música, internet y cultura; Jorge Alejandro es filósofo de la ciencia y profesor, le apasiona generar vinculaciones entre el horror, la sci-fi y los discursos filosóficos.