“Crónica de una relación pasajera”: otra forma de ver el amor

Por mucho tiempo, se han atribuido conductas al amor que, más que provechosas, resultan dañinas en las relaciones. La pasión desenfrenada, el drama, los celos, la idea de posesión, entre muchas otras, llegan a ser vistas como algo normal cuando en realidad son tóxicas. A pesar de que hoy en día se busca la deconstrucción de esos comportamientos, siguen muy presentes en nuestro imaginario, y en el caso del cine se continúan retratando como lo ideal. Crónica de una relación pasajera (Chronique d’une liaison passagère, 2022), dirigida por Emmanuel Mouret, desafía los presupuestos del amor, hace a un lado la pasión desenfrenada y en lugar de eso muestra cómo los vínculos pueden vivirse con más tranquilidad y menos seriedad. 

Si reflexionamos sobre el concepto de crónica, nos daremos cuenta de que se caracteriza por ser una narración de hechos en orden cronológico, escrita, en la mayoría de los casos, con un lenguaje sencillo y directo. No es gratuito que el mismo título haga referencia a este género: la trama, el guion, el lenguaje visual y la música están muy apegados a este criterio de sencillez. 

La película sigue una estructura temporal tradicional. Asimismo, es muy transparente con sus intenciones, pues no pretende más que mostrarnos la relación de Simon (Vincent Macaigne) y Charlotte (Sandrine Kiberlain), un hombre casado y una madre soltera cuya filosofía es vivir el presente. Ambos son conscientes de que deberán disfrutar de todas sus experiencias hasta que en algún momento llegue la inevitable separación.

Crónica de una relación pasajera no destaca por la complejidad de su trama ni por el factor sorpresa. Desde un principio sabemos lo que pasará. Su punto fuerte es el guion junto con las actuaciones de Macaigne y Kiberlain, que muestran una gran química en pantalla. La timidez e introversión de Simon contrastan con la audacia y la mentalidad abierta de Charlotte; el choque de personalidades da lugar a diálogos que pueden provocarnos risa o hacernos reflexionar profundamente sobre el mismo concepto del amor. 

Entre los temas tratados durante sus reflexiones están el deseo, la naturaleza del ser humano y la pasión. En este último reside la mayor parte de la crítica hacia las ideas prototípicas del amor. Para Charlotte, la pasión es «una especie de gusto por la destrucción […] mucho aire agitado para que esté vacío. Puro caos y desolación”, un concepto que, puesto dentro de la perspectiva de una vinculación afectiva, no lleva a ningún lado. La protagonista continúa diciendo que “la pasión no tiene nada que ver con el amor”. Con su discurso y esta frase, pone de manifiesto que no estamos frente a una película romántica común. 

En el apartado visual también se expresa la negación del desenfreno. Las escenas no son en especial llamativas visualmente, ya que casi todo ocurre en escenarios diurnos con luz natural. Los lugares donde ocurren las interacciones de la pareja también están pensados para ser discretos. Recorren espacios cerrados como el interior de la casa de Charlotte, museos, hoteles, entre otros; urbanos, normalmente poco transitados; y naturales donde están aislados. 

Sabemos de antemano que las relaciones fuera del matrimonio o el noviazgo son sin duda alguna cuestionables. Mientras no exista el consentimiento y se oculte información a la pareja, este tipo de relaciones se vuelven dañinas. A pesar de que la película toca un tema controversial, no pretende solapar la conducta de los personajes, tampoco promoverla, simplemente nos invita a observar una historia humana libre de juicios de valor. 

Si describimos la experiencia que nos ofrece Crónica de una relación pasajera como un viaje en barco, podría calificarse como una un poco monótona, un desplazamiento del punto de origen al puerto del destino sin ninguna complicación. El público que prefiere navegar por mares procelosos, experimentando emociones al límite, no disfrutará este viaje. Eso sí, es muy recomendable para quienes encuentran emoción en la simple contemplación.

Esta comedia romántica forma parte de la vigesimosexta edición del Tour de Cine Francés. Será proyectada en salas de Cinépolis a partir del 6 de octubre.