Hay un antes y un después del cine taquillero a partir de que Steven Spielberg dirigió Tiburón (1975). El cine para las grandes masas, así como el de entretenimiento, también puede contener temas interesantes, resultado de buenas adaptaciones de libros, acompañadas con un buen score y excelentes actuaciones.
A ciencia cierta no sabría decir si Tiburón es una película de terror o de drama, o bien de desastres por estar la naturaleza implícita; mejor dicho, es una rara mezcla de las tres en un perfecto balance que nos hizo tenerle miedo al mar abierto para siempre. Así como Michael Myers es al Halloween, Tiburón es a las vacaciones en la playa.
Para entender un poco más la disyuntiva política y social de la película, Tiburón narra de manera muy visual cómo los restos de una lancha de hule manchada de sangre, desgarrada por grandes colmillos, se convierte en una alerta de inminente de peligro.
El miedo como un tema actual
En el pueblo de Amity, las autoridades saben que hay un tiburón afuera que está devorando gente y aún no se ponen de acuerdo en que si es posible o no abrir las puertas a pesar de que el gran pez no ha sido exterminado.
Vaughn, el alcalde de la ciudad, quiere reabrir para no arruinar la derrama económica por la fecha más importante para el turismo de la zona: el cuatro de julio. Sin embargo, Brody, el sheriff y encargado de la propia seguridad del lugar, da por alto la primera muerte por tiburón en la playa para no arruinar las vacaciones y, por supuesto, celebrar el día de la independencia norteamericana.
En plena fiesta en el mar, el alcalde invita (casi obliga, de hecho) a un miembro de su equipo a que se meta al mar para que la gente se confíe y se dé un baño, con el propósito de mostrar que no pasa nada. Lo siguiente es lo realmente inevitable, resultado de la negligencia y el descuido: el movimiento de pies y chapuceos de miles atraen al tiburón.
La escena es probablemente una de las más memorables dentro del cine de monstruos o desastres. Emula perfectamente el pánico dirigido por Hitchcock, en The birds (1963), en esa escena de los niños que salen de la escuela y son atacados por una parvada de cuervos llevados por una inexplicable furia que los insta a matar.
El terror de un director
Tiburón fue en ese entonces el segundo largometraje de un director joven, muy ambicioso y con buenas ideas. Universal Pictures lo puso a prueba con un presupuesto pequeño, escenas difíciles que incluían a una criatura marina que atacaba bajo del mar para de pronto asustar en la superficie. Todo eso aparecía en el guion. Esto fue más complicado en la realidad de lo que parecía y el rodaje pintaba imposible de lograrse.
En algún momento el joven director consideró rendirse y comunicar al estudio que no podía con este trabajo. Sin ninguna duda, esto habría sido una pausa terrible en su corta carrera y, a futuro, nos habría privado de mirar una de las más grandes obras cinematográficas comerciales de todos los tiempos bajo su visión y dirección, pero también probablemente no sería el director en el que, gracias a este film, se convirtió.
Steven Spielberg confesó, dentro del documental de aniversario, que él mismo decidió que el 25% de las escenas de la película fueran realizadas a nivel del mar y en locaciones para proporcionar al espectador la sensación real de estar ahí. Después se arrepintió de su decisión y ocasionó que la filmación se retrasara, por lo que subsecuentemente el estreno que estaba programado para la navidad de 1974 sucedió el 20 de junio de 1975, seis meses después.
El cine como válvula de escape social
Debo mencionar que, en ese contexto, Estados Unidos perdió la guerra contra Vietnam en 1975, por lo que los soldados americanos comenzaron a regresar a casa después de doce años de conflicto. Es importante porque la sociedad americana buscaba una válvula de escape y una de estas maneras de entretenimiento eran las grandes producciones cinematográficas. Tiburón de Steven Spielberg quedaba perfecto para despejar las mentes tanto de miles de familias y soldados, como de una sociedad hastiada de cuestiones políticas y sociales turbulentas.
Tiburón tuvo un presupuesto de siete millones de dólares. La sociedad americana y el mundo la convirtieron en la más taquillera de ese año con 470,653,000 millones de dolares. La carrera de Steven Spielberg creció para ser considerado a grandes producciones como: Jurassic Park (1993), El mundo perdido (1997), Los cazadores del arca perdida (1981), E.T: el extraterrestre (1982) y muchísimas más producciones, pero es Tiburón no sólo una gran película de entretenimiento básico: es símbolo de una época, de una década que sigue vigente hoy, año 2020, dentro de una emergencia sanitaria internacional que nos devora vivos…, ¡a playa cerrada!