El director Yorgos Lanthimos dirigió Kynódontas (Colmillos) en el 2009, un historia acerca de un padre de familia que mantiene en cautiverio a sus hijos hasta edad adulta. Esta ópera prima le valió una nominación al Oscar como Mejor Película Extranjera. Su estilo pulcro y estilizado le dieron forma a la crudeza de presentar los secretos sórdidos de lo que, hasta ese momento, no era una caja de Pandora, como cuenta el mito griego.
Lanthimos siguió perfeccionando su técnica guionística y fue hasta hace poco, con La favorita, que consiguió tener 10 nominaciones al Oscar, entre ellas la de Mejor Director y Mejor Peícula.
Este director griego, todo estos años, enseñó a un buen aprendíz: Alexandros Avranas. También griego, con su nueva película No me ames, supo apropiarse del estilo de su mentor, además de añadir algunas importantes notas de su estilo personal.
No me ames es una historia enmarcada dentro de la crisis económica en Grecia (situación que no se menciona, sólo se ve), cuando todos los bancos no tenían fondos para los ahorradores, algo parecido a la crisis que aún hoy sufre Argentina.
Una pareja adinerada contrata a una joven para ser madre sustituta y que pueda tener a su hijo. Sin embargo, esta pareja tiene oscuros planes que pronto se revelan, lo cual construye una película de suspenso bastante interesante que juega con las expectativas del público al llevarlo por lecturas equivocadas, mas no de sobra, que lo distraen del trasfondo que realmente se va tejiendo bajo esta superficie de una «simple historia».
Ya con el camino abierto, el estilo de Lanthimos es heredado de alguna forma de su discípulo Alexandros Avranas, director que ahora nos presenta su nueva película. Una película basada en una historia real que él mismo director vio en una noticia del periódico acerca de un matrimonio que, a causa de una fuerte crisis financiera global, mataron por obtener un seguro. Seguramente, este tipo de historias no nos sorprenderían mucho. México es uno de los países con más muertes y feminicidios en el mundo.
Aún así Avranas logra construir una historia oscura sobre lo tenebroso del ser humano, sus ambiciones y perversiones. A pesar de ser una película que se podría catalogar de predecible al inicio o catalogarla de incendiaria por ver su tráiler extraordinario, No me ames sorprende al espectador con giros y cambios que parece que visten una historia cargada de varios elementos sexuales y muy larga (aunque no dura tanto), pero que tampoco tiene escenas tan fuertes.
Esto no juega en su contra, sino todo lo contrario. El director sabe poner estas escenas «de más» a favor de la historia para poder armar personajes más misteriosos que enriquecen el suspenso.
El resultado es una atmósfera que el director logró construir con personajes misteriosos al no revelar nada gracias a su forma estoica de proceder. Este estilo fue heredado de su mentor, Yorgos, que escribe personajes inexpresivos que parecieran podrían vivir en un mundo como el nosotros, pero que actúan como si fueran de otro.
Esto en algún punto se hace ilegible para el espectador, y al mismo tiempo hipnótico y seductor. No hay nada como no saber qué es lo que está pasando. No me ames está construida sobre una apariencia de «sadomasoquismo» y «perversión», y aún así tiene diferentes capas de lectura. Logra engañar al espectador llevándolo por caminos que el guion cierra magistralmente para atraparlo en una calle sin salida.
Aunque la cinta es el del año 2017 y ha competido en distintos festivales de cine como el de San Sebastián, apenas llega a México para poner sobre la mesa un diálogo sobre las apariencias que todos podemos guardar, no importando de la clase social que seamos. Eso es lo verdaderamente interesante, nuestras máscaras ante la sociedad.