El escritor argentino Ricardo Piglia hizo pública su obra Formas breves en 1986, la cual contiene sus «Tesis sobre el cuento». Una de las premisas principales versa sobre cómo hay historias que en realidad se componen de dos vertientes: la primera es la historia principal —y al mismo tiempo la más superficial y reconocible—; la segunda, un entramado oculto que devela, en el clímax de toda la narración, un cambio en el sentido de la totalidad de lo que se cuenta. El secreto, por tanto, codifica no sólo un contenido velado, sino un sentido transversal que cruza por las diferentes verdades de una historia íntegra. Cardinals (2017) —o Puntos cardinales, en español— de Grayson Moore y Aidan Shipley, película que formará parte del próximo Tour de cine canadiense, explora magistralmente cómo la venganza puede motivarse a partir de un desconocimiento de una verdad oculta.
Valerie Walker (Sheila McCarthy) acaba de recibir su libertad condicional. Su único deseo es retomar su vida a lado de sus dos hijas (Katie Boland y Grace Glowicki); sin embargo, Mark Loeckner (Noah Reid) hará lo necesario para recordarle a Valerie la causa de su destino casi carcelario. Poco tiempo antes, Valerie mató a su padre luego de atropellarlo por estar en un aparente estado de ebriedad. A partir de ese momento, la vida de los Loeckner cambió trágicamente, por lo cual Mark buscará respuestas a las incongruencias en la versión de Valerie sobre los hechos.
Ante estas problemáticas, pareciera ser que en ocasiones las más complejas o bizarras situaciones son las que más generan las conexiones idóneas para dar sentido a la historia. No obstante, Puntos cardinales es una excelente muestra de que no se requieren demasiados personajes para elaborar una trama bien hecha y con la profundidad suficiente para mantener al espectador siempre atento.
La película no posee un ritmo acelerado; resulta más bien cadencioso, pues la distribución de los temas y la injerencia de los personajes dentro de la grabación está bien medida, con actuaciones sobrias y definidas. Su dilación no es impedimento para no apreciarla; al contrario, el ritmo desata paulatinamente rasgos sutiles que indican componentes de la historia oculta que, a partir de la propuesta de Ricardo Piglia, pueden dimensionar una interpretación más profunda.
Cada uno de los actores destaca por su singular accionar. Valerie se muestra siempre como una mujer de carácter, seria, a pesar de que también aparece amorosa con sus hijas. Ellas, sin embargo, parecieran muy contrastantes: Eleanor siempre sensible, agobiada ligeramente por una verdad desconocida; y Zoe, con un ánimo más conciliador, dispuesto y sociable. Por otra parte, Mark Loeckner contiene, dentro de cada uno de sus actos, una impotencia visiblemente asfixante, a veces más llevadera que en otras ocasiones.
La venganza, se nos revela luego, es el vicio que invade a Mark. El desconocimiento de una pieza faltante en la historia, de una causa eficiente de lo sucedido, será lo que confeccione todo el hilo narrativo. Su presencia —y al mismo tiempo ausencia— es lo que envuelve al público en todo el filme. Las verdades de la historia total o superficial resultan parciales, pues el porqué se relaciona con un hecho ético que afecta a más personajes de los que puede creerse y encierra una verdad más compleja.
La venganza engloba el gran tema de Puntos cardinales. Cualquiera que pueda apreciar la película en su estreno, podrá observar que en realidad ésta va más allá que el personaje de Mark, quien encarna el mayor sentimiento de frustración. La verdad oculta de la película, en este sentido, se revela de una forma muy íntima y delicada, por lo que la propuesta de Grayson Moore y Aidan Shipley termina por ser exitosa. Su encabalgamiento de los hechos lleva al punto más tenso y álgido del final, que contiene emociones que dejarán al lector y a los personajes al filo del asiento.
Puntos cardinales, como su nombre bien encuadra, responde a las diferentes aristas que coinciden en un solo vértice como lo es la venganza y la familia. Aquí cualquier verdad es sólo parcial y cada inferencia que surge puede apoyarse sobre otras más. En todo caso, la historia secreta tiene más peso que la superficial. Ya lo habían dicho en 1984.
No se pierdan esta película, cuyo estreno próximo será del 29 de marzo al 4 de abril en algunas ciudades. Para más información, visita http://semanadecinecanadiense.com.
Autor: Joshua Córdova Ramírez Escritor y estudiante de Letras Hispánicas en la FFyL de la UNAM. Director editorial de Primera Página. Ha colaborado en diferentes medios digitales e impresos. Ganador del concurso interpreparatoriano de Poesía. |