Fotografías de Octavio Meléndez
Un enfoque nutrido de diferentes ángulos, de diversas disciplinas, desemboca en proyectos visionarios e interesantes. David Hernández, diseñador y desarrollador, nos platicó un poco acerca de su forma de trabajo y la relación entre el diseño y la teconología.
PP: ¿Qué tal, David? Cuéntanos un poco de ti y de lo que nos presentarás el día de hoy en Borders.
D: Estoy aquí porque, de alguna manera, mi trabajo construye un puente entre el arte o el diseño, que se ha presentado en otros trabajos, y la tecnología, en la que yo me enfocó. Estudio Diseño Industrial en el Tecnológico de Monterrey. Mi carrera está también muy relacionada con el arte, creamos siempre con un sentido estético. Yo quería llevar todo eso más allá. Me encanta programar, es una de las cosas que más disfruto hacer. Aprendí, así, que podía combinar el diseño con la programación, dos cosas que disfruto mucho.
PP: ¡Qué interesante! ¿Qué clase de cosas creas como producto de esa conjunción?
D: He hecho muchas cosas. Hoy presentaré algunos fondos de pantalla que la computadora genera a partir de ciertos parámetros que yo le indiqué. Al final, la programación también puede generar elementos estéticos.
PP: ¿Buscas, entonces, la funcionalidad práctica y, a la vez, el carácter estético en lo que creas?
D: Exactamente. Yo había notado que eso era difícil de encontrar en algunas empresas que suelen dividirse en áreas y donde cada una se enfoca a lo estético o lo funcional de manera independiente. El Diseño Industrial te permite tomar en cuenta ambas cosas, al igual que otros aspectos como la psicología y ergonomía del usuario. Creo que nosotros somos un puente entre todas esas disciplinas.
PP: ¿Trabajan en conjunto con profesionales de otras carreras?
D: Sí, claro, nuestra labor es multidisciplinaria.
PP: ¿Qué obras has obtenido como producto de ese tipo de trabajo colaborativo?
D: He trabajado en otras cosas como el arduino, que es como una computadora chiquita que te permitirte prototipar los circuitos de las computadoras. Fue un producto diseñado por ingenieros para diseñadores. Hicimos un proyecto que consiste en dos estructuras de madera una frente a otra, ambas llenas de clavos. Las personas tomaban estambre y creaban conexiones de manera aleatoria. Al final, presionaban un botón que accionaba una cámara controlada por un arduino y la fotografía era proyectada en blanco y negro. Lo que queríamos era propiciar el trabajo colaborativo y expresar que, independientemente de las decisiones que cada persona pudiera tomar, de la diversidad, todos somos del mismo color, todos somos iguales.
PP: Muy bien. ¿En dónde lo expusieron?
D: Formó parte de una exposición que se montó en el Tecnológico de Monterrey, como producto de un concurso de la Universidad en el que quedamos en segundo lugar. En otro momento tuvimos, algunos amigos y yo, la oportunidad de exponer en Squash 73 una obra que desarrollamos para la empresa Herman Miller. En ella, las personas podían elegir un objeto de un cuarto en el que había también un televisor en una mesa. Al tomar cualquier cosa y colocarla en la mesa, sin necesidad de conexiones físicas o cables, un video relacionado con el objeto era proyectado en la pantalla.
PP: Es interesante también porque las obras que me mencionas son muy interactivas con los usuarios, los hacen parte de la obra.
D: Sí, es algo que también tomamos muy en cuenta. Ahora estamos ampliando aún más el proyecto de las líneas creadas con estambre que te platicaba. Queremos que cada persona, al final, pueda imprimir una especie de piedra preciosa en 3D, cada una diferente.
PP: ¿Qué ventaja encuentras en conjuntar la tecnología con expresiones que rayan lo artístico?
D: Pues, te permite entender de manera más profunda lo que haces y también controlar cada detalle. No es que las máquinas sustituyan a las personas, sino que nos valemos de las herramientas que nos brindan para mejorar nuestro trabajo.
PP: Claro. Pues, muchas gracias, David, fue un gusto.
D: Gracias, igualmente.
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