¿Es el feminismo una moda? Para algunos es una estrategia de marketing; para otros, material de elaboración de memes. Sin embargo, hay cientos de personas que comprenden la magnitud del tema y se lo toman en serio. El 27 de enero de 2019, Departamento (Roma Norte, CDMX) recibió a dos grandes ejemplos de ello: la estadounidense Olivia Gatwood, poeta, tallerista y educadora en temas de acoso sexual, y Joaquina Mertz, cantante mexicana cuya presencia en recintos como Lunario la ha consolidado como una gran promesa del RnB.
A pesar de sus rasgos un tanto infantiles, Olivia Gatwood demostró ser poseedora de una energía casi magnética que atrajo a todo el público a su dirección. A partir de las ocho y media de la noche y por cerca de media hora, la artista presentó el trabajo de su vida: versos sin métrica, con rimas discretas y a veces perdidas, pero que demostraban una contundencia tan grande que la poesía se disolvió para dar paso a un golpe tras otro golpe, tras otro más. No sin antes, por supuesto, pedir que las mujeres se colocaran al frente del escenario, y los hombres al fondo.
La poesía de Gatwood se apropia y se burla de los tabúes de la feminidad, para expresar que ésta no es motivo de vergüenza ni miedo, sino de orgullo. Alrededor de ochenta personas en Departamento escucharon obras tan atrevidas y sensibles como Ode To The Word Pussy, Ode To My Period Underwear y Alternate Universe in Which I Am Unfazed by The Man Who Do Not Love Me.
When I Say That We Are All Teen Girls reflexiona sobre la pequeña chica inquieta que hay en todas las personas, hombres y mujeres, con líneas del estilo “mi padre: una adolescente, que dice odiar los horóscopos pero siempre me pregunta cuál es la suerte para Escorpio”. Ode to the Women in Long Island, poema que cerró su número, finaliza con una línea que recoge toda la esencia del trabajo de Gatwood: “Si te dicen ‘perra’, di ‘gracias’, ‘muchas gracias’”.
Pocos minutos después, Joaquina Mertz tomó el escenario. Alternadas con risas, anécdotas con un tinte de stand-up y unas cuantas palabras altisonantes, la cantante interpretó una colección de temas con una vibra de soul/RnB moderno, que nada envidia a exponentes contemporáneos del género como Adele. Sus músicos inundaron el departamento con suaves melodías de piano electrónico, acompañados de líneas de bajo y guitarra que invitaban a la sensualidad y al movimiento, sobre una base de percusiones acústicas y eléctricas. Encima de este muro de sonido, Mertz compartió letras melancólicas y atrevidas, resultado del leitmotiv predilecto por todos: las amargas relaciones amorosas.
Con un largo pasaje instrumental, Masochist fue la canción que más presumió estos elementos. Otros temas como The Key y Over you (anunciada como su próximo sencillo) mantuvieron el feeling de la noche. ¿Lo mejor? Ver a Olivia coreando y bailando las canciones de Joaquina, una conexión artista-artista que culminó con un interesante performance: un poema de Gatwood musicalizado por Mertz.
Al retomar el escenario en su plenitud, Mertz abandonó los tonos melancólicos e interpretó Want Me Better, un tema con tintes de trap, seguido de una versión de Get Busy de Sean Paul. Un momento de baile y energía que terminó en punto de las diez de la noche, y marcó el fin de una velada cargada de alegría, rabia, tristeza… En fin, repleta de un gigante espectro de emociones.
La presentación de Olivia Gatwood y Joaquina Mertz fue el culmen de un montón de anécdotas que llevaron a ambas artistas a desarrollar una buena amistad. Sin embargo, también fue una oda al coraje inherente y a veces escondido de todas las mujeres. El feminismo visto más bien como una fuerza para la creación y expresión artística. Quizá cierto público poco entendido con estas ideas se muestre incómodo o escéptico, pero Gatwood lanzó una respuesta para ello: “si a alguien no le gusta, allá atrás hay una puerta muy grande”.
Autor: Arturo Meléndez En búsqueda de las seiscientas sesenta y seis canciones del soundtrack de mi vida. Ávido fanático del consumo cultural y otras vicisitudes capitalistas. Medio cinéfilo y bibliófilo y medio. También escucho power electronics… y hasta lo que no se ha inventado. |