Muy pocas películas marcan una época como lo hizo «The nigth of the living dead» («La noche de los muertos vivientes») del ya desaparecido director George A. Romero, catalogada en 2008 como la número 397 dentro de una lista de 500 películas más emblemáticas de la historia. En 2010 otra publicación la colocó dentro de las primeras 100.
En el año 1967 los recursos con los que contaba George A. Romero eran pocos, sin embargo junto con su equipo de publicidad «The latent image», idearon la forma de crear un guión que fuera efectivo en intención, directo en discurso y muy económico. Jhon Russo y Russel Streiner, socios de Romero se dedicaron a buscar inversionistas que quisieran apostar por hacer una película de terror. Más tarde Karl Hardman y Marilyn Eastman, presidentes de una compañía mediana se unieron al proyecto y fundaron junto con los jóvenes publicistas la productora «Image ten» para poder encontrar más inversores que se arriesgaran al proyecto.
Basada en «El hombre omega» de Richard Matheson, «La noche de los muertos vivientes» cambia su premisa de vampiros a zombies para no tener que pagar derechos por la historia y mantener el bajo perfil de presupuesto. Cuando por fin el equipo de empresarios lograron obtener la cantidad suficiente para realizar la película, comenzó el rodaje y se dieron cuenta de que no había la suficiente cantidad de extras para las escenas de zombies, así que los mismos productores, inversionistas y productores tuvieron que ser maquillados para actuar como muertos vivientes.
Finalmente la cinta fue hecha. Nadie, excepto el director y su equipo, conocían la temática. Conscientes estaban de que no sería fácil venderla a una distribuidora ya que su historia incluía: a un negro como héroe que golpea a una mujer blanca (en tiempos de segregación racial cuando Martin Luther King estaba peleando por los derechos de los negros) y un inexplicable apocalipsis que convierte a los humanos en seres hambrientos de carne humana cuando tenemos de contexto la guerra de Vietnam con posiblidades de iniciar una guerra nuclear contra China y Rusia. La tensión política y social no favorecía el estreno de la película en los próximos diez años.
Un 4 de abril de 1968, George A. Romero se dirigió a las oficinas de una distribuidora para negociar por fin la exhibición de su filme de terror. En camino y con la emoción enlatada en contenedores de celuloide de 35 mm, estaban por hacer el sueño realidad. Pero todo se detiene al escuchar por el radio del coche el asesinato de Martin Luther King en la ciudad de Memphis Tennessee (los que han visto la película sabrán que el hombre negro, héroe dentro de la historia, es asesinado confundido por un zombie).
Fue hasta el 2 de octubre de 1968 que fue estrenada contra todo pronóstico, sin clasificación alguna, «La noche de los muertos vivientes», causando terror a padres que llevaron a sus hijos a matinés pensando que la película no sería tan sangrienta y explícita. ¿Se imaginan el caos?
George A. Romero no volvió a tener un éxito de este tamaño. Su huella en la historia cinematográfica es indudable con solo un filme que contenía un fuerte discurso político-social, con terror que iba desde desnudos frontales totales hasta comer carne humana de manera brutal. La película nunca ha podido ser superada por sus remakes posteriores, ya sea por el contexto, por la historia o por su estilo. Pero de algo estoy seguro, ese 2 de octubre no se me olvida.
Autor: Luis Toriz ¡Es mejor ser respetado o temido? ¡Es mucho pedir ser ambos? Dirías Tony Stark. Veo y escribo, colaboro para el flamante Tour de Cine Francés y estoy orgulloso de estar aquí. Nunca les diré que no vayan a ver una película, sería atentar contra el propio criterio. |