Llegamos media hora antes, eran las 7:00 p.m. No sabía muy bien que esperar pues hacía mucho tiempo que no asistía a un espectáculo circense. El último había sido en un pueblo de Michoacán. El nombre del circo se disuelve en los rincones nebulosos de mi memoria, pero no olvido la actitud valiente de una de mis tías al ofrecerse a formar parte del acto de las “boleadoras”, en el que con este instrumento le derribaron un cigarro que sostenía con la boca.
El lugar está muy oscuro. Dudamos por un instante de que hayamos acertado con la ubicación, pero el retumbar de los reflejos del agua de la piscina del Ceforma nos confirman que hemos llegado a nuestro destino. Al costado izquierdo se encuentra la Karpa de Mente.
Algunas letras de trueno luminoso que componen el nombre de la carpa no sirven. ¿Será al propósito? Si lo es o no, lo cierto es que me agrada que estén así, pues considero que ayudan a crear la atmósfera de misterio que nutre la experiencia mental que está sucediendo desde el primer momento, que se encuentra encerrada en los más mínimos detalles y que exige una atención diferente de nosotros como espectadores.
Estos presentimientos reciben una clase de confirmación al aguardar la entrada al espectáculo. Hay una sala de espera con asientos acomodados alrededor de un gran cuadrado que pareciera el escenario, y en su centro se encuentra una mesita con folletos y sobres. Resulta casi inevitable para todos saludar a los demás asistentes. Somos pocos y nos vemos las caras que se deforman con la música y las luces que cambian de color. Verde, rosa, amarillo, azul. Pienso en los humanos antiguos viéndose así, entre penumbras, interrogándose por el otro al tiempo que lo dejaban ser. Algunos acudimos en familia, otros con amigos, otros resultan ser parte del equipo que ha trabajado para este espectáculo. Platicamos con nuestro grupo, nos reímos. El gran cuadrado se extiende, abarca los asientos. Nosotros ya somos personajes. Nosotros ya estamos un poco dementes. Lo que vemos son máscaras. ¿Serán estas máscaras a las que se refiere Octavio Paz?
La música ha cesado. No, la música natural se ha impuesto. Los grillos cantan y dos felinos se divierten persiguiendo un no sé qué.
Ha llegado la hora de ingresar. El espectáculo se llama “Contratiempo 00:00”. Santi Malabari, como es conocido el artista circense, nos espera amarrado en una silla situada en una esquina del escenario. Se oyen gotas de agua caer, como si hubiera un tubería averiada. Es el preludio de una batalla del tiempo contra el tiempo.
¡Qué comience el espectáculo!
Ésta es la función final de Malabari, beneficiario del Programa de Creadores Escénicos 2015-2016 del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), después de haber estado trabajando, junto a un gran equipo, en este proyecto. Con esta función se cierra un círculo de creación, de pasión y de compromiso.
El nombre del FONCA resuena en la carpa y el eco encierra detrás la labor inmensa que realizó Rafael Tovar y de Teresa en el ámbito cultural de nuestro país durante más de tres décadas de ser funcionario público.
Malabari se entrega dispuesto a sacrificarse por nosotros, su público, frente a la amenaza de una bomba que puede volarnos en pedazos si no descifra cómo desactivarla. Realiza su rutina de malabares combinando la modalidad contact, la tradicional y unas estructuras metálicas que ha diseñado con base en patrones matemáticos y físicos. Dichas estructuras imprimen una dificultad hipnótica. Estructuras, pelotas y manos terminan por formar bellas ilusiones gracias a la sincronización que existe entre la acción del cuerpo humano y los blues que ambientan la misión.
El agente M nos ha salvado, no sin un toque de humor. Estábamos seguros con él desde un principio, con sus habilidades y sus cinco amigas naranjas y esféricas. Estamos agradecidos, aunque no nos hubiera molestado que el peligro de muerte hubiera durado un poco más.
La función ha terminado. La entrada para presenciar el arte de Malabari ha sido libre. En los sobres que hemos recogido al principio hay que dejar una cooperación voluntaria consciente como lo indica el mismo circo. Consciente…sí, es de acuerdo a nuestras posibilidades, pero también valorando todo el trabajo que hay detrás de “Contratiempo 00:00” y, en general, de toda la kompañía del Cirko De Mente, fundada en el 2003, que se preocupa por ofrecer al público mexicano espectáculos de circo contemporáneo, talleres, conferencias y otras actividades que apoyan y difunden este arte, en la Karpa desde el 2007. Además las donaciones también pueden ser en especie, es decir, pueden consistir en material que tenga que ver con el arte circense (libros, películas, revistas, etcétera).
Hay que regresar a casa. Es la consecuencia natural para mí y mi familia. Sin embargo, sucumbimos ante el olor exquisito del pie de manzana que venden en el lugar. En cada bocado está presente el sazón argentino.
Cinco minutos más frente a la Karpa de Mente. El influjo de la luna nos conduce a la cúspide. Lunáticos, dementes, así nos dirigimos a casa entre el sonido de los cohetes que seguramente provienen de alguna posada.
La Karpa de Mente está ubicada en el Centro deportivo de alto rendimiento (Ceforma), Av.Hidalgo núm.195, Col. Unidad Habitacional Fuentes Brotantes, Delegación Talpan.
Para más información sobre el Cirko de Mente y sus actividades:
http://cirkodemente.com.mx/la-karpa/cartelera/
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Twitter: @cirkodementeac
Para más información sobre la labor de Santi Malabari:
Facebook: santimalabari
Twitter: @SantiMalabari
Autor: Ximena Salinas Estudiante de la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Espíritu lunar, dominical, con tendencia a la creación poética y a la distracción. |