Ilustración de Carlos Gaytán
No es preciso apelar a la ficción científica para concebir un mecanismo de control capaz de proporcionar a cada instante la posición de un elemento en un medio abierto, ya sea un animal dentro de una reserva o un hombre en una empresa (collarín electrónico).
Gillez Deleuze
Zoom supone una transgresión al espacio privado. Las videollamadas existen para simular la presencia digital de otra persona. Un holograma 3D que irrumpe en la habitación, el home office o cualquier espacio en el hogar que cuente con silencio suficiente. Ayúdame, Obi-Wan Kenobi, eres mi única esperanza. Pronto cualquier espacio será corruptible y el trabajo nos obligará a hacerlo en cualquier lugar y momento. De repente todas nuestras horas deben ser productivas. No hay espacio para el descanso. Por suerte Zoom tiene la opción de silenciar el micrófono y de apagar la cámara. Voy por una taza de café instantáneo. Rodolfo, ¿estás ahí?