En lo personal, ahí donde las cosas duelen, se encuentra la dominación acaso más directa y cruda. El patriarcado no sólo domina la vida pública, eso sería imposible si antes no se hace con el control de las esferas privadas. Las mujeres, las disidencias sexo-genéricas y básicamente todas las comunidades marginadas atestiguan cómo sus anhelos, representaciones y deseos son subsumidos, aplastados, pisoteados por un sistema que necesita su exclusión y su miseria para seguir funcionando.
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