Pero, señora, ¿qué podemos saber las mujeres sino filosofías de cocina? Bien dijo Lupercio Leonardo, que bien se puede filosofar y aderezar la cena. Y yo suelo decir viendo estas cosillas: Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito.
Sor Juana Inés de la Cruz en su famosa Respuesta a Sor Filotea describe su relación con la cocina de la manera anterior: para ella, este espacio es generador de reflexión, de experimentación y le sirve como catalizador de sus penas. Por ello, he decidido dedicar un bloque de comentarios acerca de aquellos textos en los que las escritoras se apropian de un espacio al que eran relegadas por su condición de género y lo convierten en un terreno propio para la creación. En este primer número es el turno de la zacatecana Ámparo Dávila.