Cuando uno piensa en los primeros personajes homosexuales del cine mexicano, lo primero que salta a la mente es La Casa del Ogro (Fernando de Fuentes, 1939) por contener al primer personaje homosexual, o en El lugar Sin Límites (Arturo Ripstein, 1978), donde se complejiza a un homosexual al que le apodan La Manuela. Rara vez se recuerda la osada película dirigida por Alberto Mariscal quien colocó a una pareja homosexual en los ejes narrativos de un western mexicano en la década de los setenta. Y si bien esta película rompía con el estereotipo del homosexual ridiculizado en y por su feminidad —de hecho se presenta a sí misma como una defensora y reivindicadora de los homosexuales— la verdad es que también cojea, sólo que del otro pie.
Autor: angeljimenez
Tapachula, Chiapas, 1997. Cursó estudios de licenciatura en cine en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Se desenvuelve en el área de producción y el departamento de arte para cine, audiovisuales y publicidad. Del tingo al tango en lo que se gana la lotería.